Desde la liberación del Alakrana estoy aprendiendo mucho, sobre todo de la señora ministra, Carme Chacón.

En medio de la rechifla de la derechona integrista y reaccionaria, que se regodea con la agresiva actitud con que el Gobierno ordenó a la armada española así como con la fiestuqui que han organizado los piratas con el dinero del rescate (piratas perseguidísimos por nuestras Fuerzas Armadas, no lo olvidemos) doña Carme, la primera pacifista al frente del Ministerio de Defensa -antes de llamado de la guerra-. Insiste en las tres lecciones que debemos aprender del caso: discreción, responsabilidad y prudencia. Analicemos la cuestión:

1. Lo de la discreción no pertenece al negociado Alakrana. Se trata de negocios públicos no de una intimidad privada. La tontuna de ZP asegurando que todo lo que dijera podría ser utilizado por los piratas en contra, sólo merece una respuesta: Póngame dos ejemplos.

2. Responsabilidad. La de un Gobierno consiste en defender a sus ciudadanos, a los marineros del Alakrana y a todos los demás. Cuando uno se enfrenta a secuestradores, piratas, miserables y de paso drogados, la responsabilidad nos lleva al uso de la fuerza, es decir, de la violencia: atacarles a ellos y neutralizarlos. Hay que vencerles para que no reincidan y eso conlleva riesgos: riesgos de vida humana, ciertamente pero también, hablamos de políticos, riesgo de perder las próximas elecciones.

3. Prudencia. Pero la prudencia no es cobardía. Lo que ha hecho el Gobierno es lo peor que puede hacerse en un secuestro: pagar al secuestrador, pero también lo más peligroso. Pagar el rescate supone promocionar nuevos rescates. Insistimos en el precedente de los secuestros aéreos. Que no, que los mártires fueron muy prudentes al preferir morir antes que negar a Cristo. De la misma forma, los secuestros sólo se abordan con la violencia de rescatar el secuestrado aunque se le haga correr un riesgo.

Pagar un rescate no es responsable ni prudente, es provocar nuevos secuestros con la experiencia del cobarde, que no es otra que la confianza tonta en que esos nuevos secuestros no ocurran mañana y así les toca resolverlos a otro. 

El Gobierno confunde discreción con opacidad, responsabilidad con estabilidad en el cargo y prudencia con cobardía.

Eulogio López

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