Visto que no podían acabar con la Navidad, la progresía, ahora ha decidido, hacer suyo el concepto de Navidad y despojarlo de su significado. Es como esos ayuntamientos catalanes que han decidido celebrar bautizos laicos, con el alcalde o concejal de oficiante, para que el niño, en lugar formar parte del Cuerpo Místico de Cristo, se integre en la ciudadanía de Manresa, por ejemplo.

Ayer nos referíamos a las felicitaciones de La Zarzuela (Casa del Rey y Casa del Príncipe)

Pues bien, con su nuevo gobernador al frente, el muy laico Miguel Ángel Fernández Ordóñez, tan liberalote en economía como en filosofía, el Banco de España envía como felicitación navideña una instantánea de un cuadro de su colección, nada menos que de Axel Hütte, con el correspondiente Feliz Navidad. Se trata de una deprimente, casi agónica, instantánea de un bosque pelado, sin follaje (sí, sin follaje). O sea, más bien tangencial con la felicidad. No me extraña que los más malévolos afirmen que los suicidios aumentan en esta época del año, pero por el momento nadie había acusado al instituto emisor. Suponemos que es una imagen de la actual política monetaria de tipos al alza, o más bien de cómo van a acabar los suscriptores de hipotecas con dicha política: pelados.

Si pasamos de lo público a lo privado, la felicitación navideña de la patronal bancaria AEB es mucho más alegre. Procede de UNICEF, claro está, esa organización que no se sabe si trabaja para los niños o a cosa del so niños. La instantánea elude cualquier alusión a la Encarnación de Cristo (¿Verdad que eso era la Navidad?), naturalmente, y sólo nos presenta a una encantadora niñita rubia que sostiene en sus manso un imponente globo terráqueo. Podría interpretarse que la banca sostiene el mundo, o también que lo controla. Y ya puestos a mariposear por el evocador terreno de la alegoría, también podemos suponer que el mudo bancario está aplastando a la infancia o que la está aplastando UNICEF. Serían dos interpretaciones realistas, aunque supongo que éste no era el propósito de la Patronal que con tanto acierto dirige don Manuel Martín.

Eulogio López