• El viernes se constituye la Fundación Bancaria Ibercaja, que tendrá el 87,5% del capital del banco Ibercaja.
  • Junto a Isidro Fainé (Caixa), Mario Fernández (Kutxabank) y Braulio Medel (Unicaja),  Franco representa un modo de hacer banca basado en la obra social, la banca doméstica y las participaciones empresariales.

El viernes 5, con la constitución oficial de la fundación bancaria Ibercaja, Amado Franco (en la imagen) se convertirá en presidente dual: a sus 69 años estará al frente de la recién nacida Fundación Bancaria Ibercaja, además del nuevo banco Ibercaja. Podrá serlo durante dos años largos más, tal y como impone la ley Guindos sobre cajas de ahorros, es decir, la liquidación de las cajas impuesta por el ministro Guindos.

La nueva Fundación Ibercaja poseerá el 87,5% del capital del banco Ibercaja, aunque la entidad aragonesa, por el mismo imperativo legal, tendrá que reducir su participación paulatinamente. Y deberá hacerlo, por cuanto no puede acudir a ampliaciones de capital en las mismas condiciones que una sociedad anónima.

De esta forma, los últimos cuatro cajeros que quedan en España serán el precitado Amado Franco (Ibercaja), el catalán Isidro Fainé (Caixabanak), el vasco Mario Fernández (Kutxabank) -éste no preside ya la Fundación, sólo el banco- y el andaluz Braulio Medel (Unicaja). Los últimos de Filipinas.

En menor o mayor medida, los cuatro mantienen las características clave de las desgraciadamente 'fallecidas' cajas de ahorros: obra benéfico-social, banca al por menor y participaciones empresariales. Podríamos añadir su empeño en que el crédito no se deslocalice pero eso empieza a ser difícil atrás la oleada de fusiones forzada por el Gobierno Zapatero, primero, y por el Ejecutivo Rajoy, después.

Por su parte, Amado Franco ha absorbido a C3, tres antiguas cajas de ahorros en un tiempo récord. En definitiva, ha sabido -al igual que sus tres colegas- demostrar que las cajas de ahorros no eran mal negocio sino que las obligaron a ser un mal negocio. Pero no se apuren: tal y como ordenan los actuales garantes del sistema, especialmente el Banco Internacional de Pagos de Basilea, la banca doméstica, en bancos y en cajas, va a sufrir lo que no está escrito durante los próximos años.

Naturalmente, los alemanes, que nos han obligado a cerrar las cajas de ahorros, mantienen las suyas bajo el aparato de bancos regionales. Pero es que Berlín manda más que Madrid.

Ibercaja sigue siendo una caja, o un banco propiedad de una fundación cajera, cuyo mercado principal sigue siendo Aragón. No obstante, ha llevado a cabo un proceso de expansión por el resto de la geografía española sin sustos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com