Sobre la broma de la TV belga, que durante 40 minutos retransmitió un montaje como si Flandes se hubiese independizado, el locutor de Onda Cero, destacaba que el cacao que se forma es considerable y que el eurodiputado de ERC participó en catalán y celebró la independencia de Flandes como un precedente para Cataluña. Alguien le va a pedir explicaciones a la TV belga.
José Oneto decía que un pueblo como el belga, con tan poco sentido del humor, si es una broma, es sorprendente, y no se entiende el sentido de la emisión. No entiendo el objetivo del programa, que además, durante mucho tiempo, hasta que no salió el cartel de que era ficción, la gente se lo creyó. No entiendo el objetivo final del programa.
Para Ángela Vallbey, Bélgica es un país que tiene unas tensiones lingüísticas que son de órdago. A pesar de ser un país federal, el estado controla las finanzas del gobierno. No tiene nada que ver con el sistema que tenemos aquí, el autonómico, que es mucho más federalista que el belga. Y la atención de los flamencos con los valones son evidentes. Aquí, de haber pergeñado esa broma en alguna cadena de TV, una vez hecha la broma, la hubiéramos tenido que hacer cierta. E objetivo era fomentar el debate entre tres comunidades que están en una tensión perenne.
Nicolás Redondo apostillaba que Bélgica sigue existiendo por una estructura superior que es la UE, pero porque está inserta ahí.
Y a juicio de Javier Caraballo, tal y como está el nivel de crispación, en España a los 40 minutos, la gente saldría diciendo que qué broma, que esto es verdad, y se convertiría en realidad.