Telefónica se resiste al 'chantaje': exige una valoración a través de 3 bancos de inversión.

Si se tratara de una empresa 'normal', PRISA debería haberse declarado en suspensión de pagos, con una deuda de 5.800 millones de euros y un beneficio de 190 millones. Los Polanco insisten en no trocear el grupo. Cebrián sueña con perpetuarse expulsando a la familia fundadora. La situación patrimonial es crítica pero los bancos le han concedido un crédito puente para prorrogar durante siete meses la parte más voluminosa de la deuda: 4.100 millones de euros.   En lo que va de año, el buque insignia del grupo PRISA, el diario El País ha experimentado una caída en sus ingresos de venta y publicidad del 32%, mientras la cadena SER aplica descuentos del 85% en sus contratos publicitarios.

Lo peor: la deuda de PRISA-Sogecable roza los 6.000 millones de euros. Sí, PRISA (matriz poseedora del 98% de Sogecable) supera los 5.000 millones de euros a los que hay que añadir los 800 millones de euros de la filial que, por cierto, no pueden fusionar por razones fiscales.

El próximo día 20 vencían algo más de 4.000 millones de euros de deuda, la mayoría proveniente del crédito utilizado para la OPA sobre Sogecable. Si fuera una compañía normal, un grupo con 190 millones de beneficio y una deuda de 5.800 millones habría presentado concurso de acreedores. Pero el imperio Polanco, como la banca, no puede quebrar. Es imposible, como todo el mundo sabe.

Por eso, se trata de salvarse del desastre con el chantaje, en este caso a Telefónica. Los Polanco exigen a la operadora que pague 2.800 millones de euros (800 son de deuda) por la plataforma de TV de pago Digital , sabiendo que no vale ni la quinta parte y que la televisión de pago vía satélite está en retirada. Por Telefónica, el peso de las negociaciones las lleva Javier de Paz, amigo personal de Zapatero. Telefónica, con toda razón ha pedido que sean tres bancos de inversión o tres consultores -uno por PRISA, otro por la operadora y un tercer árbitro de los dos primeros- quienes decidan el precio. Y entonces los Polanco y Juan Luis Cebrián han montado en cólera. ¿Cómo se atreven? Estos no son negocios, es otra cosa. Así que Telefónica recibe diariamente su ración de palos.

En el entretanto, prosigue la división y la ausencia de liderazgo en el Grupo. Los hermanos Ignacio y Manuel Polanco, ayudados por su primo Javier Díez Polanco, se han juramentado para no trocear el grupo y no diluir su poder. Ahora bien, eso supone que los fondos de capital-riesgo, especialistas en trocear y vender, no quieren entrar. Cebrián, por su parte, busca echar a la familia Polanco y quedarse como jefe de un multimedia participado por el mexicano Carlos Slim, el multimedia de la Internacional progre-socialista. Y ahora surge un problema más: el viudo de Isabel Polanco, está harto de la lucha y quiere, como el hijo pródigo, su parte.

En resumen, si Telefónica se mantiene firme en defensa de sus accionistas, el grupo PRISA, el mayor imperio informativo de toda la Hispanidad, está condenado al troceo, a la venta o al cierre. Por de pronto, habrá que vender Media Capital y dar entrada a socios en Santillana.