Las protestas se suceden por la corrupción, el despilfarro de los eventos deportivos y la brutalidad judicialPrimera victoria para los 'indignados brasileños'. Un total de once ciudades brasileñas han decidido reducir el precio del transporte público ante la oleada de protestas que en los últimos días han recorrido el país sudamericano contra el aumento de las tarifas, entre otros motivos.
Las movilizaciones comenzaron hace días de forma pacífica en Sao Paulo por la subida del precio del transporte público de 3 a 3,20 reales, pero se tornaron violentas el pasado viernes, a causa de la represión de la Policía Militar.
Desde entonces, al menos 240.000 personas salieron a las calles en 11 capitales del país en las mayores manifestaciones desde las que en 1992 precedieron al 'impeachment' del presidente Collor de Mello por corrupción.
En este artículo de El Mundo se ofrecen las claves para entender a los 'indignados brasileños'. El detonante ha sido el encarecimiento del transporte público, pero es que la inflación está provocando que haya productos, como la vivienda, los electrodomésticos o el carro de la compra se están convirtiendo cada vez en bienes más prohibitivos para las clases populares brasileños.
Asimismo, los indignados protestan por el gasto de dinero público en recintos deportivos (para el Mundial de 2014 y los Juegos de 2016) en lugar de en servicios públicos, que son todavía de muy bajo nivel.
A todo ello se suma la corrupción en el país. Según el artículo, en el Gobierno de Dilma hasta siete ministros fueron destituidos tras ser relacionados con casos de corrupción. La percepción de que si todo el dinero que se quedan los políticos fuera a los servicios públicos éstos mejorarían notablemente es cada vez mayor.
Y la guinda de todo lo pone la brutalidad policial, con el uso de balas de goma que provocó decenas de heridos y en Internet se hablaba de emboscadas y cargas indiscriminadas incluso a paseantes ajenos a las protestas.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com
Las movilizaciones comenzaron hace días de forma pacífica en Sao Paulo por la subida del precio del transporte público de 3 a 3,20 reales, pero se tornaron violentas el pasado viernes, a causa de la represión de la Policía Militar.
Desde entonces, al menos 240.000 personas salieron a las calles en 11 capitales del país en las mayores manifestaciones desde las que en 1992 precedieron al 'impeachment' del presidente Collor de Mello por corrupción.
En este artículo de El Mundo se ofrecen las claves para entender a los 'indignados brasileños'. El detonante ha sido el encarecimiento del transporte público, pero es que la inflación está provocando que haya productos, como la vivienda, los electrodomésticos o el carro de la compra se están convirtiendo cada vez en bienes más prohibitivos para las clases populares brasileños.
Asimismo, los indignados protestan por el gasto de dinero público en recintos deportivos (para el Mundial de 2014 y los Juegos de 2016) en lugar de en servicios públicos, que son todavía de muy bajo nivel.
A todo ello se suma la corrupción en el país. Según el artículo, en el Gobierno de Dilma hasta siete ministros fueron destituidos tras ser relacionados con casos de corrupción. La percepción de que si todo el dinero que se quedan los políticos fuera a los servicios públicos éstos mejorarían notablemente es cada vez mayor.
Y la guinda de todo lo pone la brutalidad policial, con el uso de balas de goma que provocó decenas de heridos y en Internet se hablaba de emboscadas y cargas indiscriminadas incluso a paseantes ajenos a las protestas.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com