El origen de la desaparición de la secretaría de Estado de Asuntos Europeos no es la reestructuración organizativa ni la política de austeridad, sino el enfrentamiento abierto entre su titular, Diego López Garrido y el ministro Moratinos. El canciller ya anunció su cabeza. Pero ahora hay que cumplir. Hasta que no lo vea publicado en BOE..., dice López Aguilar, quien anima a esperar a que se tome la decisión, que en todo caso será razonada y se asumirán las responsabilidades.
En todo caso, López Aguilar matiza que no podemos prescindir de una administración especializada en asuntos europeos; lo importante es la función, no el rango. Es lo mismo que ocurrió con la dirección general de Asuntos Religiosos, que fue degradada con la última remodelación gubernamental. El problema de degradar es que los titulares se sienten humillados y se desmotivan para sacar adelante los proyectos. Así que Moratinos deberá de medir sus fobias.