Sr. Director:
Agradezco y aprecio mucho su coherencia personal, que le lleva a ver cómo una falsa solución el votar a un Partido Popular en el que Mariano Rajoy y otros políticos no tienen ideas claras sobre moral y posiblemente mantendrían muchas leyes de este último periodo.
Sin embargo, a mí me parece que quizá podría haber una tercera solución a rechazar en bloque al partido Popular y a fundar o apoyar otros nuevos. Fundar un nuevo partido que respete la moral cristiana y llevarlo al éxito electoral es una empresa titánica. Significa crear toda una red regional, provincial, local, para tener una influencia capilar sobre la sociedad, con muchos esfuerzos de numerosas personas. Supongamos que con inmensos esfuerzos se logra. Bien, ¿qué impide que de repente llegue a la cabeza del partido una persona con sus ideas particulares?Ya tenemos escisión al canto. Supongamos todavía que no sea así. Sin embargo, en ese partido católico, formado por personas que piensan con su cabeza, fácilmente surgirán disensiones entre líderes diversos, porque lo que une a un político católico, a otro político católico son unos principios, pero las ideas sobre cómo estos principios han de llevarse a la práctica pueden variar legítimamente: dependerá de su formación, de su experiencia, más aún, de su genio político, porque la política tiene también mucho de arte, de habilidad y es ahí donde se muestra la capacidad de un hombre de Estado.
Pues bien, ya tenemos un esfuerzo infinito que al final ha servido de bien poco. ¿Qué hacer? ¿Fundar otro partido?
¿No cree que sería más oportuno abogar y luchar para que los partidos en España rompieran su estructura cerrada y escogieran a su candidato a la Presidencia del Gobierno en unas elecciones primarias? Ahí tendríamos un Partido Popular que sería un paraguas de diversas tendencias y corrientes, unas católicas y otras secularistas. Ahí la responsabilidad de tener un presidente con ideas claras recaería toda sobre la capacidad de la Iglesia de formar líderes seglares, y de que estos sean objetivamente más capaces de los que proponen otras tendencias.
Es sólo una idea. Creo que sería más justo orientar hacia ahí los tiros, aunque requeriría evolucionar hacia una cultura política más desarrollada.
David Abad
dabad@legionaries.org