Los medios de comunicación locales han informado de la existencia de un aborto ilegal en el Hospital Punta Europa de Algeciras. Según estas informaciones, el Dr. Mota Ruiz habría sido suspendido de sus funciones por el jefe de servicio de Ginecología, Dr. Domínguez Ramos tras la supuesta denuncia del Dr. Mota de un aborto ilegal debido a que el feto abortado supuestamente no estaba malformado tal y como se informó a la gestante. Además, los medios nacionales han empezado a hacerse eco de esta información a raíz de que el juzgado nº 4 de Algeciras haya imputado de delito de aborto a cuatro médicos del Punta Europa.
La realidad de los hechos, sin embargo, es presuntamente ésta: el Dr. Mota Ruiz no aceptó el nombramiento del Dr. Domínguez Ramos como jefe del servicio de Ginecología del Hospital Punta Europa. La razón es que el Dr. Domínguez Ramos es además jefe de servicio de otro hospital, practicando el doblete. Pero es que además según señalan fuentes médicas a este diario- existe un conflicto personal y profesional entre ambos galenos. El Dr. Domínguez Ramos habría tratado de establecer eficiencia y racionalidad en el servicio y el Dr. Mota Ruiz se declara públicamente insumiso a su autoridad.
A raíz de este conflicto legítimo, el Dr. Mota comienza una presunta estrategia mediática de desprestigio de su jefe, filtrando a los medios de comunicación locales supuestas irregularidades del Punta Europa y responsabilizando de las mismas al Dr. Domínguez Ramos. La última se produjo hace dos meses en relación al supuesto aborto ilegal. La realidad es que el feto estaba encharcado e hinchado y su pronóstico no era nada positivo. Técnicamente no estaba malformado, aunque la malformación, la infección o la incompatibilidad con la sangre de su madre podían ser las causas de un encharcamiento de pronóstico incierto. Estos hechos hicieron, presuntamente, que la madre optara por abortar. El jefe de servicio decidió hacer una excepción y practicar el aborto en el mismo hospital en lugar de derivarla a un centro concertado para evitar las molestias para la madre y garantizar el mejor servicio posible a la paciente.
Finalmente, la madre es dada de alta y regresa a su casa con el alivio de haberse quitado un problema de encima, aunque con un notable síndrome post-aborto. Una vez finalizado el culebrón, el Dr. Mota -que no había tenido relación profesional con la madre-, presuntamente, le llama desde el hospital instándola a denunciar al centro porque según su criterio- el hijo abortado no estaba malformado. Consigue sembrarle la duda y la venganza y la madre presenta la denuncia que ha provocado la imputación de cuatro galenos del hospital de Algeciras.
De ser cierta la noticia publicada por algunos diarios de que efectivamente se está persiguiendo a unos médicos abortistas, nos alegraríamos. 90.000 abortos al año en España son razón suficiente para señalar con el dedo a los matarifes, con nombre propio. El problema es que precisamente en este caso, se trataba desgraciadamente de un aborto legal. Eso no quita que sea un asesinato como la copa de un pino, pero legal y aprovechado de forma, presuntamente, espuria, por un tercero. Y que el montaje obedece no a una batalla ideológica, sino profesional. Por lo demás, sería mucho más fácil encausar al Dr. Morín por aborto ilegal con la simple trascripción de la cinta del reportaje de la televisión danesa. Pero ahora el asunto de Algeciras ha saltado a todos los medios locales y nacionales. Y aunque estamos radicalmente en contra del aborto aunque sea legal, hemos considerado oportuno ofrecer la realidad de los hechos. Porque ocurre que la imagen pública se ha trastocado : el médico que presuntamente ha robado una historia clínica y presuntamente ha utilizado a la frustrada madre para sus intereses personales, aparece como el héroe de la película, mientras que los médicos del hospital, de abierta posición próvida, resultan imputados por delito de aborto. El mundo al revés.
Relacionado con este caso, el gerente del hospital también ha presentado una denuncia ante el juzgado nº 3 por la desaparición de la historia clínica de esta paciente. ¿Casualidad? Presuntamente, alguien piensa que el Dr. Mota utilizó este polémico caso para desprestigiar en los medios a su jefe, el Dr. Domínguez Ramos, con el que como hemos informado- mantiene una pésima relación personal y profesional. Lo censurable no es que no reconozca su autoridad, sino que presuntamente haya utilizado el caso de esta madre en su personal campaña de desprestigio de su jefe. Porque si todo es como relatamos que así parece- el Dr. Mota no tenía derecho a acceder a la ficha clínica de una paciente que no es suya y mucho menos a sembrarle dudas sobre su aborto por un objetivo personal. O dicho de otra manera: el Dr. Mota jamás se habría puesto en contacto con esta mujer si no mantuviera un pleito con su jefe. Esto es lo que resulta claramente ilegítimo, porque el paciente debe estar siempre por encima de los conflictos personales o profesionales entre los médicos.
Y es que los hechos tienen ese problema: que no son presuntos, sólo son.
Luis Losada Pescador