El joven realizador Pablo Malo repite con el equipo técnico con el que rodó Frío Sol de invierno, es decir, con Luis Goya en la producción, Pedro Villalba en el apartado artístico, Aitor Amezaga en la música y Pablo Rosso en la parcela fotográfica, lo que se traduce en que, plásticamente, La sombra de nadie esté excelentemente rodada. La lástima es que el guión (responsabilidad del propio Pablo Malo) no esté a la misma altura.

 

Un misterioso hombre se instala en los aledaños de un internado (aislado geográficamente) donde han sucedido inexplicables accidentes. Este hombre pronto descubrirá que en el paraje suceden una serie de fenómenos extraños que parecen tener relación con una niña ahogada recientemente y que, según afirma su compañera de habitación, quiere ponerse en contacto con los vivos

 

Lo cierto es que el arranque de la película está bien resuelto a pesar de ser algo tópico. Pero a medida que avanza el guión se enreda innecesariamente y acaba en un desenlace que no acaba de convencer.

 

Eso sí. Los aficionados al género de terror se darán cuenta de que la película destaca fundamentalmente en una parcela: la fotográfica. El trabajo de Pablo Rosso es más que meritorio. Por otro lado, también cabe reseñar la interpretación de Manuel Morón (Matías en la película) que tras su excelente trabajo en La noche de los girasoles parece que va conformándose como uno de los grandes villanos del cine nacional

 

Para: Los que quieran ver una muestra discreta de terror a la española