Según The Economist, el cierre de las centrales nucleares germanas y la disminución de la energía térmica tendrá que ser afrontada por los ciudadanos alemanes

-El plan de fomento de las energías renovables supondrá un considerablemente incremento del coste en infraestructuras eléctricas.

Muy interesante el análisis desarrollado por el semanario The Economist acerca de la reforma energética que pretende en Alemania el gobierno de Angela Merkel.

Desde su llegada al poder y debido a la influencia del poderoso Partido Verde alemán, Angela Merkel ha sido proclive al desarrollo de una política enérgica más favorable al desarrollo de fuentes renovables, en defecto de la energía térmica y la nuclear. Esta tendencia se agudizó tras la crisis nuclear de Fukushima en 2011, momento en el que Merkel anunció el cierre de varios reactores nucleares en el país e implantó una moratoria nuclear definitiva, además de anunciar en dicho año, el mayor plan de fomento de energías renovables de la historia del país.

En dicho momento, Merkel obtuvo la alabanza todos los grupos ecologistas, así como de los partidos de izquierda. No obstante, los analistas económicos no aplauden el plan de Frau Merkel ya que, de acuerdo con el semanario The Economist, el plan de la canciller alemana es arriesgado y sobre todo, muy costoso.

En este sentido, el diario británico asegura que el cierre progresivo de las centrales nucleares y la disminución de la producción de las térmicas, unida a la implantación de las energías verdes, va a generar un incremento en la tarifa eléctrica de más del 70% para el año 2025, de acuerdo al informe realizado por el Instituto Karlsruhe de Tecnología. Además, uno de los más aspectos que más preocupa a los expertos de la costosa reforma eléctrica germana, es el gran coste que va a suponer la instalación de las líneas de transmisión eléctrica renovable, ya que el país deberá construir una infraestructura superior a los 8.500 kilómetros.

Otro aspecto sorprendente del cierre de los reactores nucleares decretado por el Gobierno democristiano, es que Alemania va a tener grandes problemas para cumplir a corto plazo con el nivel de emisiones permitido por el Protocolo de Kioto, lo que es posible que devenga en sanciones internacionales contra el país.

Parece ser que la obsesión verde de Merkel va a ser abonada por los de siempre: los ciudadanos a través de sus impuestos.

Gabriel López

gabriel@hispanidad.com