El cine norteamericano sigue estando escaso de talento y de originalidad. Por ello no es extraño que, a tenor del éxito de taquilla, en el año 1998, de La máscara del zorro, se haya optado por esta secuela, a mi modo de ver, muy inferior.

 

Y es que La Leyenda del zorro cuenta con una trama rocambolesca en la que los malvados son una secta denominada Los caballeros de Aragón y una subtrama sentimental, que se estira innecesariamente, y que muestra las diferencias entre Alonso de la Vega y su esposa por la ocupación excesiva que el primero dedica a sus labores de El Zorro, en clara dejación de sus deberes como esposo y padre de familia.

 

A La Leyenda del zorro se le pueden perdonar las fantasmadas interminables protagonizadas por El Zorro (Antonio Banderas está muy envejecido), las tontunadas del increíble esbirro del malvado (que a los adultos les traerá a la memoria a los populares Hermanos Malasombra) e, incluso, el argumento previsible y absurdo Pero lo que no se puede justificar, de ninguna forma, es que toda esta mediocre película del género de aventuras se alargue por espacio de más de dos horas.

 

Público apropiado: Para niños y jóvenes no demasiado exigentes