Eso de entender el socialismo como la envidia al rico o la venganza del pobre no es propio de la justicia social sino de la envidia social, es decir, del cretinismo social. Que el PP no se atreva con ello es sólo porque el PP es centro-reformista, ya saben: puede que sí, puede que no, lo más seguro es quién sabe.
En una sociedad moderna el beneficio se convierte en impuestos o en reinversión, de forma casi inmediata. Además, si alguien, de forma honrada e inteligente, consigue hacer una gran fortuna mejor para él, no hay por qué perseguirle.
Lo que hay que hacer es frenar la especulación. Si permitimos que el especulador siga ganado mucho dinero es igual que le masacres a impuestos: seguirá especulando porque siempre se llevará un porcentaje del excedente y buscará más excedente. No, lo que hay que gravar es la especulación financiera. La Tasa Tobin pretendía imponer un gravamen al mercado de divisas -muy especulativo-, no para dañar el patrimonio del cambista, sino para reducir el porcentaje de operaciones de cambio estúpidas que convertían la necesidad de divisas que tiene turistas e importadores para desarrollar su labor -ésta sí- productiva.
La Tasa Tobin puede aplicarse al mercado secundario de acciones y de deuda pública, y no digamos a productos especulativos puros, como las hipotecas-basura, las titulizaciones y demás productos estructurados, etc., creadores de burbujas financieras.
Por lo demás, un banco realiza tareas especulativas pero no en su actividad doméstica, donde proporciona un gran servicio a la sociedad, desde la concesión de hipotecas, descuentos comerciales, apoyo financiero a inversiones o simple domiciliación de recibos. Y, además, crea puestos de trabajo. ¿Por qué vas a gravar su beneficio? Grava sus actividades más especulativas, las que no colaboran al bien común y provocan crisis como la actual.
Y eso sí: si el banco no lo hace bien y quiebra, no hay por qué ayudarle más de lo que ayudaríamos al panadero de la esquina: que quiebre.
Eulogio López
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