Por ejemplo, acaba de aclarar que la propuesta del Partido Popular sobre el acuerdo autonómico no es "razonable". Y en verdad no lo es porque no se puede, como hace Rajoy, pedir reducción del gasto público y al tiempo una prórroga en los pagos de las autonomías, de las que ahora mismo controla 11, si las cuentas no me fallan.
Dicho esto, tampoco es razonable la solución impuesta por doña Elena. Al final, todo estriba en que el ICO ayude a las comunidades autónomas a devolver lo que deben al Estado central. El ICO es un banco público con lo que financiar a una comunidad para que pague su deuda no es más que aumentar la deuda de dicha comunidad. Además, el avalista del ICO no es otro que el propio Estado. Es decir que doña Elena está haciendo trampas en el solitario mientras las regiones se endeudan más.
A ver si nos entendemos: lo que hay que reducir no es la deuda sino el déficit que la provoca. Y dentro del déficit, lo que hay que reducir es el gasto, porque si nos fríen a impuestos no habrá forma de crear puestos de trabajo.
Lo acordado, o desacordado, en la reunión del miércoles tarde entre Gobierno central y CCAA repite el absurdo griego: en lugar de trasferirte fondos te trasfiero más capacidad de endeudamiento. Oiga, pues entonces me voy a ahogar: la burbuja seguirá creciendo hasta el estallido final, que ya está próximo.
Particulares, empresas y países pueden endeudarse para tres cosas: para invertir, y si la inversión es razonable puede resultar un endeudamiento aceptable; para pagar trasferencias sociales, y si se tata de paliar una injusticia social grave también puede ser aceptable. Ahora bien, cuando estás emitiendo deuda para pagar la deuda anterior entonces tienes un problema, y grave. Ahí hay que cortar por lo sano.
El Gobierno y la oposición, en su estilo frivolón y superficial, van a lo urgente, no a lo importante. Lo importante es que el sector público, Estado central y autonomías adelgacen y que en el sector privado se dé prioridad, máxima prioridad, a la empresa pequeña, la profesional, al autónomo. Hablando de autonomías, ¿de verdad necesitamos 17 parlamentos, diecisiete tribunales superiores de Justicia, 17 defensores del pueblo, 17 sociedad de desarrollo expendedoras de subvenciones, una docena de canales de TV autonómicos, 17 organismos para financiar bobadas tales como las exigencias feministas de igualdad o a los homosexuales? Un pacto entre PSOE y PP para reducir el peso, peso muerto, del Estado, de todas sus administraciones, esa sí sería una reforma institucional contra la crisis. La deuda no se soluciona con más deuda.
Eulogio López
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