Sr. Director:
Soy polaca y vivo muchos años en Barcelona. Estoy triste porque casi todas las ciudades de España han dedicado el nombre de alguna de sus calles a nuestro compatriota Juan Pablo II excepto Barcelona.
He podido ver calles de Barcelona dedicadas a presidentes de los Estados Unidos de América, a pintores, escritores etc. no tan importantes como Juan Pablo II.
Juan Pablo II estuvo en Barcelona y recibió todo de los polacos y de todos los catalanes. Las calles se llenaron de gentes y la ciudad se paralizó para recibirlo.
Por eso quisiera hacer una petición al Ayuntamiento de Barcelona: concédanle la Medalla de la Ciudad a título póstumo, una calle o plaza, el nombre de una estación de metro. Todo eso y más es lo que se merece Juan Pablo II. El más grande polaco de toda la historia.
Olga Hartwig
olga1harwig@yahoo.es