El momento más tenso de la entrevista de Rajoy en Intereconomía este jueves tuvo lugar cuando el director de Época, Carlos Davila, le pregunta si pensaba irse en caso de perder las próximas citas electorales. Este es el diálogo:
- En caso de perder las próximas elecciones, ¿se iría?
- ¿Irme?, ¿a dónde?
- A su casa
- ¿Por qué? Tengo un compromiso para tres años
Pero mucho antes le esperan las elecciones autonómicas en Galicia y País Vasco (1 de marzo). Después tocan las europeas en junio. Y Rajoy sabe que los malos resultados electorales no le van a salir gratis, por muchos compromisos personales que ponga por delante. El alcalde de Madrid, Alberto Ruíz-Gallardón, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y probablemente el ex vicepresidente económico, Rodrigo Rato, esperan cualquier fallo en las urnas como prueba de que es necesario el cambio y no dudarán en pedir su turno.
Por lo demás, Rajoy, dejó claro que su objetivo es tratar de despertar confianza entre los propios: Hago mis esfuerzos por aunar a todos, pero eso es imposible poner de acuerdo una organización con 700.000 afiliados; también en los periódicos hay problemas. Está bien asesorado.
Su objetivo es captar votos de caladeros de otras fuerzas políticas. Negó que vaya mal en las encuestas. Sí en las publicadas, no en las del CIS que le dan más intención electoral que en el 2004. Y recuerda además, que en la pasada legislatura llegaron a tener entre 8 y 10 puntos de diferencia negativa. La conclusión es clara: la oposición a cara de perro no es rentable políticamente.
En cuanto a las mociones de censura, también se mostró contrario, porque duran 24 horas, las pierdes y después sigues igual. En resumen: que de oposición dura, nada de nada. Oposición razonable. Un adjectivo que también utiliza para oponerse a la huelga general por razones económicas