Sr. Director:

La educación de las personas -que comienza en el seno materno- está desde la primera infancia apoyada en dos puntos básicos: la familia y la escuela, que son como las dos ruedas de un vehículo, que han de rodar al unísono y en la misma dirección.

De ahí se desprende el derecho inalienable de los padres a elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos porque, en otro caso, cada rueda se moverá por libre, y el "ciclista" tiene un elevado porcentaje de posibilidades de terminar en la cuneta, o algo peor. Prueba de ello son los porcentajes tan dispares de fracaso escolar que se producen en la escuela pública y la concertada.

La inmensa mayoría de las familias españolas están asentadas en criterios cristianos. Es, por tanto, lógico que elijan un centro escolar que eduque según sus convicciones; pero no hay plazas suficientes. 

Los poderes públicos también están en ello, pero en lugar de ampliar la oferta de la escuela concertada -que le supondría un ahorro del 50%- intentan cambiar en laicista el sentido cristiano de la familia.

Amparo Tos Boix

sanchotos@telefonica.net