En el caso de Iberia, significaba, además, perder en favor de otras las rutas conseguidas a lo largo de décadas, que es la clave del negocio aéreo y de todos los negocios que giran alrededor del mismo. Como recuerda el informe de Cajamadrid al respecto: Iberia tiene 25.000 trabajadores, pero en Madrid hay 175.000 personas que viven del transporte aéreo.
Todo lo que ha ocurrido -y todavía podría volver a ocurrir- es lo propio de un país como España en el que, salvo, al parecer, Botín, impera el "toma el dinero y corre". Quizás, lo más preocupante de la España económica es que todo el mundo quiere ser rentista. No es nacionalismo económico, sino un país falto de vitalidad, al que no le gusta producir, que es lo que hacen los empresarios, sino comprar por 4 y vender por 5, que es lo que hacen los especuladores: sólo vender. Y ninguna persona, empresa o país, sobrevive más de dos generaciones comprando o vendiendo. El refranero español lo explica muy bien: abuelos ricos, hijos tontos, nietos pobres.
Ese es el problema de España: le falta vitalidad, en todos los sentidos.
Así que, por una sola vez, y sin que sirva de precedente, ¡Viva Cajamadrid!
Eulogio López
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