Carlos Herrera, en Onda Cero, ha destacado en su editorial de la 8 de la mañana la imagen de los aeropuertos españoles, con las víctimas de Air Madrid esperando que alguien haga algo por ellos. No todo son bóvedas de bambú en la T-4. Nos recuerda la imagen (del aeropuerto) a un portal de Belén laico, que nadie se preocupe, laico. Los que vuelan a Hispanoamérica, con no mucho poder adquisitivo, son muchos de ellos. Son billetes que se han de comprar con tiempo y no tienen cambio posible. No tiene solución, porque la compañía ha decidido echar el cierre. Esta es una compañía que reduce mucho el precio y reduce la calidad del servicio, hasta trabajar en los mínimos, y cuando sólo tiene 9 aviones y 27 rutas, como te falle un avión, un escalón, te fallan las demás rutas. El avión se retrasaba hasta 28 horas. Cuando baja la calidad del servicio, a lo que se llega es a la tragedia. Y qué bonito, qué poco me ha costado, pero luego, cuando hay problemas, se evaporan. La empresa se declara en quiebra y vete a buscarles ahora. Y habrá que hacer algo, las autoridades han dado licencia para actuar, por eso se mira a las autoridades, pero han actuado tarde, dejando que explotara la situación. La ministra de Fomento tiene un problema. Es de esperar un cierto control. Se supo que algunos motores habían parado en pleno vuelo, pero se les renovó la licencia. Y esto va a suponer un coste para las arcas públicas y un incalculable coste e imagen para nuestro país. Tíos que pueden ocupar la pista de baile, ante la incompetencia absoluta del delegado del Gobierno. Después del Prat, lo que faltaba es esto.