• Christine Lagarde habla como si fuera la ministra de Asuntos económicos de España: exige a Rajoy subir el IVA, reducir prestaciones, retrasar la jubilación y mantenerse con salarios de subsistencia.
  • Los 20 mayores países muestran miopía política.
  • Barack Obama pone como modelo su política económica, consistente en la primacía financiera y en fabricar dólares.
  • Y todo ello a pesar de haber cosechado cifras históricas de paro.
  • A este paso corremos el riesgo de convertirnos en un protectorado.

La cumbre del G-20 no pasará a la historia como un éxito diplomático de Mariano Rajoy. La directora del FMI, Christine Lagarde (en la imagen), le ha ordenado lo que tiene que hacer España para recibir el visto bueno de los grandes de la economía mundial. Instrucciones que podemos resumir así: más impuestos y menores salarios para los españoles. La señora se ha puesto tan impertinente que ha pasado de lo abstracto a lo concreto y ha exigido una inmediata subida del IVA.

Su impertinencia ha llegado a tal extremo que el ministro de Economía, Luis de Guindos, preguntado por los periodistas acerca del orden del FMI se ha pronunciado de la siguiente manera: 'El Gobierno español analiza atentamente todo lo que se dice'.

Un Gobierno no puede reducir los salarios pero sí puede congelar el salario mínimo interprofesional -SMI- que en España está fijado en 641 euros mensuales. Pero no es necesario dado que si algo distingue a nuestro país son sus bajos salarios medios, inferiores a los países de nuestro entorno. Por decir algo, el salario medio francés duplica al español y el salario medio británico, más que duplica al nuestro.

Pero lo que sí puede hacer un Gobierno es subir impuestos. Y no se crean que las ordenanzas Lagarde contrarrestan la subida del IVA a la reducción de los impuestos laborales, reducción necesaria para crear empleo en un país que supera los cinco millones de parados. No señor, Lagarde habla de no reducir ningún gravamen y de aumentar el IVA, que los socialistas del Gobierno de Zapatero ya elevaron del 16% al 18%. Y ello con un Gobierno cuya primera medida económica consistió en una fortísima subida del impuesto de la renta para las clases medias -los que cobran entre 18.000 y 40.000 euros anuales-.

Esto por lo que respecta a España. En general, la cumbre del G-20 ha servido para enfrentar a los partidarios del crecimiento con los alemanes, portaestandarte del ajuste puro y duro. Lo cierto es que la palabra más repetida en la cumbre, crecimiento, no se ha concretado en ningún momento, eso sí, podemos entender que se trataba de fabricar más dinero y mantener la política monetaria de tipos bajos que impera en casi todo Occidente.

De hecho, es la política que ofrece como ideal el presidente norteamericano, Barack Obama, precisamente él, que ha cosechado unas cifras de paro récord en Estados Unidos y cuyo crecimiento económico es aceptable comparándolo con Europa -1,7% en 2011- pero ridículo en comparación con el de los países emergentes.

Si por crecimiento entendemos ahogarnos en liquidez y capitalizar bancos en crisis, entonces sí, está claro que Obama es un modelo de crecimiento económico.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com