La libertad de los etarras Santiago Arróspide (en la imagen) y Alberto Plazaola ha cabreado a muchos. Especialmente se podía haber esperado a la publicación en el BOE de la nueva ley que impediría la salida de prisión de dos asesinos. Por no hablar de las diferencias entre unos y otros jueces de la misma audiencia a la hora de aplicar la norma europea que ha posibilitado la liberación.
No entro en ello. Sí quiero entrar en la disculpa habitual entre analistas, juristas y políticos. Los mismos que nos dicen que debemos consolarnos con este tipo de decisiones porque resulta que la justicia española es muy garantista. ¿Garantista con quién Con la víctima o con el verdugo. Eso por no hablar de que el garantismo provoca lentitud en la administración judicial y la justicia lenta siempre resulta injusta.
Yendo a la esencia del asunto de etarras u otros delincuentes liberados. Mire usted, la herida creada por el terrorismo etarra sólo se cerrará cuando los etarras pidan perdón y las víctimas les perdonen.
Pero sólo hay perdón, sólo se cerrará el capítulo, si el verdugo no quiere ser perdonado... aunque la víctima perdone.
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