Cándido Conde-Pumpido puede pasar a la historia como el fiscal general más progubernamental desde la Transición. Se diferencia de sus antecesores en que ni tan siquiera trata de disimular su sectarismo e incluso se permite el lujo de de criticar directamente al jefe de la oposición. Por las mismas, ni tan siquiera guarda silencio sobre el vergonzoso apoyo, y ¡defensa!, del banquero Emilio Botín, a quien la Fiscalía exculpa en la Audiencia Nacional por el caso de las cesiones de crédito mientras en los juzgados de toda España persigue a particulares protagonistas de esas mismas cesiones.
Y el nuevo Estatuto de Ministerio Fiscal que prepara el gobierno no va a cambiar nada. La dependencia jerárquica del Ejecutivo seguirá siendo la misma, y ni tan siquiera se otorga a la cúspide de la Fiscalía la posibilidad de cumplir un mandato cuatro años o lo que sean- sin que el recambio de FGE coincida con un cambio de gobierno. Por ejemplo, el Gobierno Zapatero ha tenido que convivir con un Consejo General del Poder Judicial nombrado cuando el Gobierno Aznar tenía mayoría, lo que, al menos ha servido para que el Ejecutivo se vea obligado a masticar al máximo órgano del poder judicial. El Nuevo Estatuto del Ministerio Fiscal tampoco abre esta espita a la independencia.