El ministro de Finanzas de México DF, Gustavo Ponce (PRD), fue pillado con las manos en el tapete de juego de un casino de Las Vegas gastando bastante más que su salario de 66.000 pesos mexicanos. El escándalo ha destapado un supuesto fraude de 31 millones de pesos mexicanos. El procurador general de Justicia del DF, Bernardo Bátiz, confirmó que desde el pasado 28 de enero su departamento investiga de oficio a varios funcionarios y a seis constructoras que cobraron los 31 millones de pesos por unas obras que nunca realizaron. O sea, muy poco originales.
De momento, la bromita le ha costado el cargo a Ponce porque el actual alcalde, Andrés Manuel López Obrador, no está dispuesto a arruinar su trayecto al palacio presidencial de Los Pinos por cuestiones de corrupción. Con la salida de Ponce, Obrador pretende establecer un cortafuegos. En esta misma línea se manifestó el secretario del Gobierno de la ciudadanía, Alejandro Encinas, quien descartó que se vaya a hacer una "cacería de brujas". "Se trata de errores individuales", concluyó. Ojalá...