Hace unos meses, el portavoz socialista José Antonio Alonso metía la Ley de Libertad Religiosa en el congelador y era De la Vega quien la descongelaba afirmando con rotundidad que el anteproyecto estaría listo a lo largo de este período de sesiones. Ahora, sin embargo, rebaja las expectativas y afirma que espera que esté antes del verano. Sólo espera, porque -según dice- tenemos mucho trabajo. Mucho trabajo y muchos problemas. Porque todavía no ha quedado clara la posición del Gobierno sobre algunos temas polémicos: presencia del crucifijo en la escuela pública, procesiones de Semana Santa, funerales de Estado, etc. Hay que esperar a su recorrido interno. Eso sí, ya avanza que habrá neutralidad en lo público y respeto a los derechos individuales.
Lo que sí parece es que el Gobierno va a apostar por una ley de contenido escaso para que sea el reglamento quien entre en los desarrollos. Las claves las ha ofrecido De la Vega este viernes:
Adecuar la Ley de Libertad Religiosa a la España actual 30 años después.
Adecuar la ley a la jurisprudencia del TC y de Estrasburgo.
Igualdad, pluralismo e igualdad de todas las confesiones.
Avanzar en la laicidad: neutralidad de las administraciones.
¿En qué se traducirá este último punto? Da toda la sensación de que hay un intenso debate interno y que el debate no está resuelto. Por eso, la vice, impulsora de la cosa, antes afirmaba y ahora tan sólo espera.