Consternación: Según reciente noticia, en Francia la policía ha descubierto los cuerpos sin vida de ocho recién nacidos en el jardín y en los alrededores de una vivienda de Villers-au-Tertre, en el norte del vecino país.
Algo similar ocurrió antes en Alemania. Aborto e infanticidio son dos caras de una misma moneda. Quien no siente reparo en matar a un niño nonato incluso por una frivolidad, lo sentirá ante una situación difícil después de nacido el niño.
Parece increíble; pero sucede que muchas madres se deshacen de sus pequeños nonatos con el silencio cómplice o complicidad sin silencio de una parte de la sociedad adormecida su conciencia o de corazón duro. Escandalizarse de lo ocurrido en Francia y en Alemania y abogar por el aborto, ¿no es de una incoherencia e hipocresía vergonzosa?
La dignidad humana comienza con la vida en el seno materno y es la madre quien más obligación tiene de velar por la vida de su hijo desde el primer momento, cueste lo que cueste. Gracias a Dios, la sociedad ha despertado y son muchos los que salen a la calle en protesta por esa barbarie. Legalizado o no el aborto, representa una mentalidad retorcida. El Concilio Vaticano II lo dijo claro: Tanto el aborto como el infanticidio son crímenes nefandos.
Josefa Morales de Santiago