El turismo español de sol y playa es el que más acusa la crisis. Los ingresos por turismo extranjero a las costas mediterráneas españolas cayeron un 12,3%, mientras que Portugal bajó un 10,9%; el descenso de ingresos en Italia fue un 8,4% y el de Francia un 5,6%.
La afluencia de turistas se percibe en una caída de las pernoctaciones, que se ha ido moderando. En España en estos tres meses de primavera de 2009 se han realizado 5,5 millones de pernoctaciones menos que en 2008, lo que nos retrotrae casi a los niveles de 2005, Sin embargo, el frenazo se ve contrarrestado por una bajada de los precios (-5,5% en el IPC). La guerra de precios, especialmente entre touroperadores, ha sido el otro gran factor que ha contribuido a la caída generalizada de los beneficios.
A todo esto se suma que, aunque los españoles hagan sus vacaciones dentro del país este verano, tenderán a un menor gasto intentando ahorrar en medios de transporte y alojamientos (la casa de un amigo es siempre más barata que un hotel); sus estancias serán más cortas, preferirán destinos próximos, recurrirán menos a las agencias de viajes y, cuando lo hagan, retrasarán su decisión esperando encontrar mejores precios.
A pesar de estos inconvenientes, José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de Exceltur, destacó en la presentación de resultados que tuvo lugar este martes, que el sector está viendo algunos brotes de esperanza, dado que los resultados son algo mejor de lo esperado y parecen haber tocado suelo.