Eso sí, en la recta final, el depredador Liberty ha exigido más por menos.
Al final, el consejero delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián, ha podido cerrar la operación Liberty pero, tras aceptar el ultimátum de Martin Franklin, presidente de los fondos americanos: 570 millones de euros por el 65% del capital, aunque los Polanco, es decir, Juan Luis Cebrián, mantengan la gestión.
En efecto, me pasé dos pueblos en la anterior edición de Hispanidad, cuando hablé de que la operación Liberty se iba a la porra. Ya es seguro que se hará pero, eso sí, con una cambio total en el planteamiento inicial. Al comienzo de la negociación, Liberty se comprometía a aportar 900 millones de euros (no de dólares, como se ha publicado) por un porcentaje que debería ser superior al 50% -se habló del 55%-. El acuerdo final consiste en pagar 570 millones de euros por el 65% del capital, lo que lleva a PRISA -los Polanco se quedan con el 30%- al síndrome CEPSA, es decir, a convertirse en un valor cuyo capital flotante es marginal y está llamado a la exclusión. Todo esto, insistimos, por un grupo cuya capitalización total en bolsa es de 520 millones de euros (y eso contando con el subidón provocado por la consecución del acuerdo). Por cierto, tratándose de la compra de un paquete mayoritario, ¿no debería haberse comunicado antes y suspender la cotización? ¿O es que se trataba de aprovechar el subidón provocado por el anuncio para cumplir las exigencias de Liberty?
En definitiva, ¿son tontos los de Liberty? ¿Le gusta pagar sobreprecios? No, no lo son.
¿Qué significado tiene su generosidad? Pues significa dos cosas, que constituyen la esencia de la operación:
1. Cebrián se convierte en el dueño de PRISA y expulsa a los Polanco.
2. Liberty sólo ha aceptado pagar el sobreprecio que ha pagado porque actúa, como lo que es que es: un especulador, un depredador que se dispone a trocear lo comprado para venderlo por partes. Se dispone a trocear PRISA. Ahora más que nunca es cuando Cebrián necesita colocarle Digital a Mediaset y Telefónica, así como la SER al mejor postor, probablemente a los fondos de inversión, alguno de los cuales, como 3i, ya está dentro.
En resumen, el fundador de El País se carga el grupo PRISA, que él inició, para venderlo a trozos. El Imperio Polanco desaparece. De otra forma, Liberty no rentabilizaría su inversión.
Y Cebrián se queda como máximo mandatario de El País y de Santillana. Y, por supuesto, aspira a ser consejero de Mediaset. Si puede conseguir que Telefónica ceda y acompañe a Mediaset en la compra de Digital , no les quepa duda: Silvio Berlusconi le premiará con una vocalía, aunque su hombre de confianza en España, Alejandro Agag, el yerno de Aznar, tuerza el gesto.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com