El Banco Popular acaba de hacer una megaampliación de capital para inversores institucionales, que se ha cubierto en horas. Casi 800 millones de euros, que se dice pronto. Pero el Popular no ha tenido el detalle de beneficiar a sus actuales accionistas con una prima que les permitiera obtener un rendimiento con la venta de derechos de suscripción. Ciertamente, dado que la ampliación se ha colocado a precio de mercado no hay derecho posible. Eso convierte la concesión de derechos en una cuestión de fuero, que no de huevo, pero hubiera sido un detalle por parte del nuevo presidente, Ángel Ron, para con sus actuales accionistas.
Lo cierto es que la Unión Europea acaba de dar la razón a José María Trevijano, que lleva casi seis años luchando porque no se suprima el derecho de suscripción preferente del accionista, única alegría del pequeño accionista en tiempos de flojera bursátil. Bruselas considera que la normativa española vulnera los derechos de los accionistas y ha abierto un expediente a nuestro país, donde las mayores empresas cotizadas han suprimido el derecho de suscripción tanto en ampliaciones de capital, como en emisión de obligaciones.