Sr. Director:

En sus eufóricas (?) declaraciones tras el referéndum, Pepín Blanco cometió la indiscutible torpeza de aludir impertinentemente a los habitantes de La Moraleja, barrio residencial cercano a Madrid -tan respetable como cualquier otro-.

La envidia de este demagogo le llevó a comentar jocosamente el alto porcentaje de "noes" acumulado en ese distrito, jaleado con risitas por sus compañeros de cúpula del PSOE.

Pienso que no se debe señalar ni etiquetar a nadie de modo que le haga sentirse incómodo -y aclararé que no vivo en esa urbanización, pero recuerdo el trágico caso de Anabel Segura- y menos de labios de un dirigente político ante las cámaras de la televisión estatal en una hora de máxima audiencia.

Ángel Gutiérrez

ama1rillas@yahoo.es