Sr. Director: 

Si Benedicto XVI proclamó con su primera encíclica que Dios es Amor, ahora nos recuerda como el castigo forma parte de las actuaciones divinas.

Porque, ¿qué sería de nosotros si tuviéramos a un injusto por Dios? De Él muchos sólo consideran su perdón, que siendo real, es tan real como su severidad. Juzgar al Perfectísimo como un "exculpador" de pecadores sin arrepentimiento, es equivocar la naturaleza divina.

Como un padre escarmienta a su hijo rebelde después de haberle dado un tiempo para la reflexión y la conversión, llamadas al orden y castigos se dieron entre el pueblo elegido de Israel. En el presente, si hacemos caso a numerosas revelaciones privadas, Dios está preparando su revancha entre los que le dan la espalda y no se acogen a la salvación de Jesús.

Delante del Trono de Jesucristo se presentarán todas las naciones, y cada hombre en particular, para dar testimonio de lo que fue su vida. Entonces no valdrán las excusas porque la Verdad desnudará la verdad de nuestros hechos.

Lucía Rivera

Rivelu20@gmail.com