La tarifa industrial supone el 60% de los ingresos de las compañías eléctricas y sobre este sector el Gobierno había anunciado una subida del 15% que junto al 6% del consumidor doméstico, haría una subida media del 6%. Ante las avalanchas de críticas, el Gobierno ha decidido dar marcha atrás en el sector doméstico, pero nada dice en relación al industrial.
Es verdad que una subida brusca de la energía eléctrica afectaría de manera grave las economías domésticas que ya están empezando a ralentizar el consumo. Pero también es verdad que las subidas industriales deteriorarán todavía más el gap de competitividad de la industria española en relación a nuestros socios comunitarios.
No obstante, como ya hemos defendido en estas pantallas en varias ocasiones, según el modelo tarifario vigente, la luz debería de subir bastante más que el IPC. No tiene sentido que los sobrecostes se aplacen en el pago a través del déficit tarifario. Así que, habida cuenta del silencio del gobierno en relación a las tarifas industriales, mucho nos tememos que el culebrón tarifario finalmente termine en un tarifazo sobre el sector industrial. Y entonces será cuando los grandes consumidores pondrán el grito en el cielo. Pero políticamente siempre es mejor que se quejen cuatro grandes que no votan que millones de pequeños que votan. Son los costes de la democracia.