Lo de Clinton tiene más enjundia. Ya se sabe que los ex vicepresidentes son como los jarrones chinos: objetos valiosos que nadie sabe dónde colocar. Él mismo reconoce que ha venido a Madrid, a una reunión de ex jefes de Estado y de Gobierno en la "que ya no tenemos mucho que hacer". Así que, como no tenía mucho que hacer, y al igual que su segundo, Al Gore, le ha dado por el calentón global.
Ahora bien, es Clinton quien entra en el fondo de la cuestión (ZP no, porque hablamos de contenidos), y defiende las tres patas de la gran estafa de los poderosos hacia los humildes (siempre en nombre de los humildes, naturalmente, las tres armas de los fuertes contra el débil, de la aristocracia del poder frente al pueblo y de la plutocracia frente a la pobreza. Esta monumental estafa ha recibido muchos nombres a lo largo de la edad moderna, pero hoy se la conoce con el nombre de calentamiento global. A saber: censura, impuestos altos y aborto. El mensaje del plutócrata progresista, de ZP y Clinton, por ejemplo, a la mayoría silenciosa es: calla, paga y esterilízate.
1. Censura: Hay científicos que afirman que lo del calentamiento global ni es tal ni es tan preocupante -entre ellos algunos a los que intentó manipular Al Gore y que se han dado de baja de su ‘equipo'- , y con muchos más los que coinciden en que el calentamiento tiene efectos positivos y que, además, puede combatirse por otras vías. Sin embargo, para Clinton, tal y como repitió varias veces durante su alocución, se trata de un "desafío", un "reto", incuestionable o, como diría su anfitrión, "el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad".
2. Impuestos altos. Clinton felicita a España por ser un ejemplo en la lucha contra el calentamiento global. La verdad es que somos muy mal ejemplo, dado que no cumplimos los que nos habíamos propuesto. Aplaude Clinton que nos hayamos convertido en la segunda potencia eólica mundial, lo que recuerda un tanto al ‘jetas' de Nicolás Sarkozy, la segunda potencia nuclear del mundo -detrás de Estados Unidos, qué casualidad-, siempre animando a los españoles a instalar molinillos para conseguir una energía tan verde como carísima, como es la eólica -la solar aún más-. En España, Iberdrola o Acciona se están forrando gracias a la muy ecologista postura del Gobierno y a nuestros impuestos, convertidos por un ZP verde en subvenciones a, un ejemplo, la familia de multimillonarios Entrecanales. Mientras, el ‘ecolojeta' Sarkozy sigue proporcionando a los franceses -y exportando- energía nuclear, barata y que no produce gases de efecto invernadero, con una hilera de reactores situados en paralelo a los Pirineos, por aquello de compartir riesgos, supongo.
A los ricos les convine tener energía nuclear y que sean los demás a quienes les da por lo verde: así la reducción del calentón global la pagan… "los demás". Por ejemplo, los españoles, que somos medio lelos y mantenemos la moratoria nuclear, al tiempo que subvencionamos a los Entrecanales, pagamos una luz carísima -entre recibo y déficit de tarifa- que nos hace ser menos competitivos y provoca el derrumbamiento de nuestra balanza comercial y, de postre, pagamos derechos de emisión. Todo por una ecología verde, que podríamos fabricar, con más seguridad en el suministro, mucho más barata y sin emitir gases contaminantes algunos, con la energía nuclear, y mientras se desarrolla la energía de hidrógeno.
3. Pero faltaba la guinda. La tienen hacia el final del discurso. El calentamiento global no sólo es una estafa del poder frente a los impecunes; es, además, la nueva bomba demográfica. Un nuevo dogma panteísta y telúrico, una nueva religión que nos amenaza con la destrucción del planeta si no nos automutilamos. En definitiva, el cambio climático no es más que la nueva máscara del aborto y de todas las políticas homicidas que conllevan. No lo digo yo, lo dice Clinton, al final de su discurso: según él, para luchar contra la pobreza, segundo objetivo de su fundación tras el redicho cambio climático, lo más importante son los Objetivos del Milenio -otra máscara abortista del Nuevo Orden Mundial (NOM)- y entre ellos la educación de la mujer. Es más, llega a decir, no sé si habrá sido un lapsus, que para reducir un 80% la emisión de gases de efecto invernadero hasta el 2050, ¿hay que dar acceso a las niñas al colegio? Luego nos explica que en ese año 2050 (todos muertos, que diría Keynes) la población del planeta -¡Ajajá!- ya no será de 6.000 millones de seres humanos sino de 9.000.
Por ello -ojo al dato- el que las niñas accedan al colegio no es un objetivo por sí mismo -para elevar el nivel educativo de la mujer, lo que resultaría muy loable- sino porque, de este modo "las familias se forman después, se tienen los hijos después, se reduce el tamaño de la familia".
¿Con que eso era el cambio climático? Sin solución de continuidad pasamos de algo tan neutral moral e ideológicamente, como los gases de efecto invernadero, a -another time- la exigencia de esterilización voluntaria… en nombre de la educación femenina.
Agradecemos mucho al señor Clinton que hay sido más claro -o ha mentido menos- de lo habitual. Al final, estamos donde estábamos hace 30 años: el método más rápido para acabar con la pobreza es acabar con los pobres… a ser posible antes de nacer.
Lo dicho, una monumental estafa esto del calentón global.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com