Sr. Director:
Hace unos meses, al presidir la oración del Ángelus, el Papa Benedicto XVI destacó que el amor, actuando en el corazón del hombre, es la fuerza que renueva el mundo.
El Pontífice comentó el Evangelio presentado por la liturgia, el pasaje de Zaqueo, y recordó que Jesús lo llamó desde el árbol donde el publicano se hallaba: "Zaqueo, baja ahora, porque hoy debo hospedarme en tu casa" (Lc 19,5).
"¡Qué mensaje en tal simple frase!", exclamó el Santo Padre; y explicó "Jesús llama por su nombre a un hombre despreciado por todos. 'Hoy', sí, ahora mismo es para él el momento de la salvación".
En aquella ocasión, el Papa realizó un llamamiento para que "las relaciones entre los emigrantes y poblaciones locales se desarrollen en el espíritu del alto civismo moral, que es fruto de los valores espirituales y culturales de todos los pueblos y países".
Y entonces, instó a los países "que están predispuestos a la seguridad y a la acogida" a que "garanticen los derechos y los deberes, que son la base de la verdadera convivencia y encuentro entre los pueblos".
El suceso (rumanos) también hizo desencadenar un episodio de violencia racista cuando una decena de individuos encapuchados y presuntamente italianos apalearon en la capital italiana a tres rumanos.
Estoy de acuerdo con el Papa en que "el amor es la fuerza que remueve el mundo", y aunque el amor verdadero no es filantropía sino fruto de la dedicación a los demás, pienso que tenemos motivos para fomentarlo.
Valentín Abelenda Carrillo
vabelcarro14@gmail.com