Es el principal problema económico al que se va a enfrentar el nuevo Gobierno Zapatero y su vicepresidente económico, Pedro Solbes. Sin duda, se trata de una coincidencia, pero el hecho es que la llegada del Tripartito catalán ha coincidido con la huida de empresas multinacionales de Cataluña, el cierre de plantas y los expedientes de regulación de empleo. España ya no resulta atractiva para invertir y crear puestos de trabajo, porque, aunque los españoles cobremos menos que los europeos, lo cierto es que los chinos trabajan por la décima parte.

Esa es la razón por la que los gobiernos francés y alemán mantienen un tejido industrial propio (en el caso de Francia ese tejido industrial es, además, público) y animen a sus empresas a no moverse de sus países de origen y a abandonar otros países de la propia Unión Europea. En España, los casos de Printer, Samsung, SEAT, EMI, Philips, Nissan, etc., resultan significativos, pero todo indica que lo mejor aún está por venir. En definitiva, las grandes multinacionales creadoras de empleo sólo permanecen en Europa si se les presiona políticamente para que lo hagan.

Dicho de otra forma, Zapatero debería tener muy clara su estrategia respecto al puñado de grandes empresas con capacidad para crear empleo como son Repsol-YPF, Altadis, Telefónica, Endesa, Indra, etc.