Encañonaron a sus parejas y violaron a seis españolas. No a la séptima porque, al parecer, era mexicana. Está claro que estos buenos chicos, aún no detenidos en el momento en que escribo, tenían un ramalazo indigenista y cometieron la barbarie en nombre de los muchos indígenas americanos expoliados por los genocidas colonizadores españoles.
No es broma. Hace dos años tuve una conversación con un importante empresario mexicano de paso por España. Fue durante una boda así que tuvimos tiempo para charlar. Un tipo sensato, cristiano, volcado en una organización humanitaria a la que dedicaba parte de sus ganancias. Un tipo para admirar.
Pero me dejó de piedra: no dejaba de repetir el genocidio que los españoles, ya con el amigo Hernán Cortés, realizaron en su patria mexicana. Sentían una especial querencia a repetir cómo las mujeres mexicanas preferían suicidarse antes de ser utilizadas como esclavas sexuales por aquellos hombres llegados del otro lado del atlántico. Al parecer, la potencia sexual de los cuatro gatos que acompañaban al conquistador debía ser extraordinaria como para proceder a un genocidio y a violaciones masivas.
La leyenda de las violaciones de los españoles ha corrido por todo el mundo hispano, en plena contradicción, no ya de la historia, sino del sentido común y aún del sentido de las proporciones.
No se inquieten: tengo claro que los violadores de Acapulco no son sino unos canallas con ganas de humillación y estupro. Pero me preocupa que las leyendas de los buenos otorguen un adarme -a veces algo más que eso- de legitimidad a esos salvajes. Como si los miserables de Acapulco pudieran, aunque mínimamente, justificar su barbaridad en el 'genocidio violador' de Hernán Cortés.
Pero los líderes indigenistas hispanoamericanos -una colección de tiranos enfebrecidos y majaderos, desde Evo Morales a Rafael Corea, pasando por Cristina Fernández de Kirchner (en la imagen)- han relanzado la leyenda negra de la mejor colonización que se ha dado en la historia de la humanidad: la española. Ellos son los culpables remotos de la violación múltiple de Acapulco. Del indigenismo estúpido a la violación de seis españolas en el estado mexicano de Guerrero: un proceso lógico.
Eulogio López
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