Despedir a los 48 es echar por tierra todos los años de experiencia, experiencia lograda con el esfuerzo personal del trabajador y gracias a los medios de la empresa. Además, a esa edad no hay quien se recoloque; además se precariza el empleo; además... prejubilar, o despedir de forma no pactada a los 48 es como cerrar bibliotecas. ¿O es que la experiencia no sirve para nada?
Pero también tiene razón otro socialista, el conspirador oficial de cargos empresariales, el sostenedor público de empresarios que viven del erario público... pero en esta ocasión acertado, Javier Gómez Navarro, cuando acusa a los sindicatos de proteger a trabajadores vagos. Por mucho que José Maria Fidalgo (CCOO) se rasgue las vestiduras, lo cierto es que es cierto. ¿Quiénes son los trabajadores más vagos? Aquéllos que llevan muchos años en una empresa grande -no digamos nada si es pública- y que saben que a las empresas les resultaría demasiado oneroso echarles, o que consideran que con indemnización más paro pueden enlazar con la jubilación. Y suelen ser los mismos que estropean el ambiente de trabajo, los que taponan los ascensos de los trabajadores laboriosos y los que más practican el absentismo laboral y la huelga. Y también son... los de mayor afiliación sindical.
Por tanto, si eres empresa en beneficios ni eres ni prejubilaciones. La respuesta correcta es el reciclaje del personal y las reducciones, al menos el establecimiento de límites máximos, a la indemnización por despido. Sí, Corbacho debe modificar las normas para hacer leyes que cercenen las prejubilaciones y dificulten los eres de trabajadores con experiencia. Y los sindicatos deben evitar que se chantajee al resto de trabajadores por los intereses espurios de los mejor retribuidos y con más seguridad en el empleo. Al final, lo que se impone son unos topes a las indemnizaciones por despido, que desaliente al empresario sin escrúpulos que despide veteranos y los sustituye por jóvenes que cobran la mitad y trabajan el doble y que, al tiempo, no permite a los veteranos sin escrúpulos darse a la vida muelle.
Todo esto demuestra que hasta Corbacho, ministro de Trabajo, puede decir algo interesante. Hasta ahora, sólo le habíamos visto enmendar la plana a su antecesor, el desparecido Jesús Caldera -absolutamente quemado por su amigo, a quien introdujo en Madrid, un tal ZP-. Corbacho suele decir muchas tonterías sobre la incapacidad del mercado de trabajo para acoger mano de obra, sea nacional o inmigrante, como si dicho mercado fuera de cemento, cuando en verdad es un muelle extensible, aunque no indefinidamente. Además, Corbacho exhibió demasiada caradura durante su reciente comparecencia en el Congreso. Con un deje de altruismo, podría conceder que algunas empresas puedan aplazar el pago de sus cuotas a la Seguridad Social. Hay que tener jeta-dura, señor ministro: pero sí está usted obligando, contra todo derecho, a los empresarios, en plena crisis, a pagar derechos médicos en las cotizaciones. Es decir, está usted subiendo cuotas, en lugar de bajarlas. Lo que tiene que hacer es cambiar cuotas por IVA. Esa sí sería una buena forma de atajar el más grave problema económico de España, que vuelve a ser el desempleo. Además, es el momento idóneo para cambiar cuotas por IVA, habida cuenta de que la inflación remiteEulogio López
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