Buenas noches, buena suerte es una de esas películas que te reconcilian con la profesión. De las que cualquier periodista que ame su trabajo sale satisfecho por una razón: porque saca la conclusión de  que ser valiente y honesto sirve para algo y que los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad social que a veces se olvida: contar la verdad

 

Buenas noches, buena suerte está basada en hechos reales y nos remite a la década de  los años 50 en EEUU. Narra el enfrentamiento entre el presentador de informativos de la cadena de televisión CBS, Edward R.  Murrow, y el entonces poderosísimo, y muy temido,  senador Joseph MCarthy, por aquel entonces al frente del Comité de actividades Antinorteamericanas. El primero denunció en su cadena televisiva algunas de las persecuciones injustas que llevaba a cabo la conocida Caza de Brujas propiciada por el conocido senador. Por este motivo, este profesional sufrió, en sus propias carnes, las presiones del político al mismo tiempo que tuvo que lidiar con el presidente de su cadena, presionado por sus patrocinadores (anunciantes).

 

Buenas noches, buena suerte es un magnífico manual de lo que debe ser un buen periodista: un profesional que debe defender la verdad por encima de intereses partidistas. Constituye, por tanto,  un canto al derecho a la información y a la  libertad de expresión. Su temática resulta totalmente actual porque los plumillas, ayer como hoy, son censurados en multitud de ocasiones desde el exterior y, lo que es más grave,  desde la cúpula de las empresas donde trabajan. Es el continuo enfrentamiento entre empresarios y periodistas.

 

George Clooney ha conseguido una película magistral, aunque de difícil comprensión para el espectador medio porque narra unos acontecimientos históricos muy concretos de EEUU. Pero los que hagan un pequeño esfuerzo se van a encontrar ante una magnífica película, rodada con toda intención  en blanco y negro, que le permite a Clooney incluir en su desarrollo imágenes reales de la época y de los noticiarios en los que aparecía el mismo MCarthy. Por ello, no es extraño que esta película modesta, casi de cine independiente, haya conseguido 6 nominaciones a los Oscar, entre ellos mejor película, mejor director, mejor actor y mejor guión original.

 

La frase del título, Buenas noches y buena suerte, era la que pronunciaba el presentador Murrow (con un cigarrillo en la mano) cuando se despedía de sus espectadores. Como ven una imagen imposible en la actualidad, al menos en nuestro país, porque Murrow, en aras del puritanismo imperante, hubiera sido censurado junto con su cigarrillo Y es que, como sentencia el propio periodista (haciendo alusión a una cita histórica): La culpa, Casio, no es de las estrellas sino de nosotros mismos

 

Para: Imprescindible para cualquier periodista. Muy recomendable para todos aquellos que crean en el derecho a la información y a la libertad de expresión.

Muy interesante la página web puesta en marcha por la distribuidora de la película.