La próxima semana Repsol YPF anunciará la explotación de importantes yacimientos de gas en distintas zonas de Venezuela, especialmente en la región de Las Barrancas. El caudillo venezolano Hugo Chávez ya aludió a este nuevo yacimiento durante su reciente y polémica estancia en España.
No es el único país políticamente controvertido en el que participa la petrolera española y la verdad es que el nuevo presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, está demostrando mano izquierda para saber tratar a líderes como el venezolano Chávez o el presidente argentino Néstor Kirchner.
Así, y como ya informara Hispanidad, Brufau ha puesto casa en Buenos Aires donde se dispone a pasar, al menos, una semana al mes. El pasado jueves 24, en Valencia, Brufau recordó que una petrolera no es nada sin reservas de petróleo, igual que una compañía de gas no es nada sin reservas de gas. Es más, Brufau recordó unas palabras que le transmitiera el presidente Kirchner durante su reciente visita a Buenos Aires. Su problema (el de Repsol YPF) ha sido ver a la Argentina sólo como una inversión. Unas palabras asumidas por Brufau para quien si la Argentina representa el 50% de nuestro negocio y el 50% de la plantilla o más, debería representar también el 50% de los beneficios.
De cualquier forma, el nuevo presidente de Repsol está sabiendo relacionarse con dos líderes iberoamericanos a los que les encanta que se les tenga en la máxima consideración.
No se pierdan el análisis, que reproducimos a continuación, del weblog argentino Tribuna de Opiniones, bajo el título Kirchner, como Castells (el piquetero argentino más trasnochado). Un análisis realizado por una prestigiosa periodista argentina.
Kirchner, como Castells
Argentina está aislada en el mundo porque la única verdad es que nos están empezando a llegar todas juntas- las facturas por los lujos que se dio Kirchner. El presidente, que arranca desafiando, después termina pidiendo por favor, como un niño. En la anterior visita de Juan Carlos de Borbón, el santacruceño hizo publicar en los diarios que había regañado al Rey de España. Hubo que desmentir, por supuesto. Hoy, lo sigue hasta Costa Rica con la esperanza de que éste abogue por nosotros ante el FMI. El Rey Juan Carlos es el único que puede influir sobre Rato, les habría explicado Kirchner a sus colaboradores y al propio monarca le habría comentad Majestad, ¡qué buenos son los empresarios españoles después de conocer a los chinos!.....
Las bravuconadas de Kirchner son vistas por la comunidad internacional como aquí las de Castells y Peloso. El Presidente oscila entre el destrato y el embobamiento y en ambas actitudes revela su desconocimiento de las reglas de la política.
En efecto, esta gestión cosecha los frutos de actuar ignorando que, en las relaciones de poder tanto en el campo político como económico, cuando éstas adoptan una estructuración triangular, siempre dos vértices actúan en común respecto de un tercero. Es una ley general de la política y del poder que excluye automáticamente del sistema a quien la desconoce.
No es casualidad entonces que coincida la dureza italiana con la retirada del banco estadounidense. El propio ministro se ocupó de subrayar la coincidencia horaria entre ambos hechos y las declaraciones de eminentes miembros del G20. Él lo atribuye a la acción de lobbies pero lo que Lavagna llama conspiración no es más que el resultado de la política oficial.
En efecto, en el triángulo FMI acreedores privados Estado argentino, en vez de haber sentado simultáneamente a los tres en una misma mesa para establecer en un acuerdo tripartito nuestra capacidad de pago, co-responsabilizando a todos de las decisiones allí tomadas, se privilegió a uno de los actores (Fondo) que luego actuó como vocero del otro (bonistas) en detrimento del Estado argentino.
Sobre la base de una pauta estratégica incorrecta siempre es mucho más difícil recuperar la iniciativa. Y ningún hecho mediático podrá sustituir la impericia con que se actuó. Por eso los amagues de Kirchner de que le va a pagar todo al Fondo para poner fin a la relación con el organismo no alcanzan para reparar el error inicial.