Si el hombre peca, el cosmos sufre. Nos lo enseñó Hildegarda de Bingen. No está mal que una monja de hace 1.000 años nos enseñe los secretos del universo. No sólo eso: nos ha dado la clave del sinsentido actual. Y lo cierto es que la crisis económica no es más que una consecuencia de la gran crisis moral que padece el mundo, donde el espíritu de lucro, tanto entre gobernantes como entre gobernados, prima sobre el espíritu de servicio.
Y en estas renuncia el Papa. Como en un rosario, Benedicto XVI (en la imagen) va dando señales de por qué ha renunciado. Mejor, va ofreciendo una descripción del mundo. En la Audiencia del miércoles, en el Aula Pablo VI, el Papa volvió a recordar -no podía ser de otra forma- el atentado permanente contra la vida humana, que en ninguna etapa histórica como en ésta, no por mor de las guerras, que también, sino, sobre todo, por mor del aborto, ha sido tan pisoteada.
La humanidad ha traspasado todas las fronteras y Benedicto XVI se refirió al aborto y a la manipulación genética de embriones. Mientras, el presunto cristiano Mariano Rajoy ni se ha preocupado en tocar, tras un año de Gobierno, la utilización de embriones como cobayas de laboratorio, una inutilidad y una estafa científica en toda regla, pagada con fondos públicos, en pleno tiempo de crisis. De los socialistas mejor no hablar. Esos suspiran por el patio de los horrores en los que se han convertido los hospitales españoles con sus embriones congelados.
Por la tarde más. Homilía del Miércoles de Ceniza. Benedicto XVI pide unidad a los obispos, señal de que la petición resulta oportuna y pertinente.No van a ser las únicas menciones, probablemente, sus últimas intervenciones, hasta el 28 de febrero van a constituir un elenco de las asignaturas pendientes, esas asignaturas para las que no se sentía con fuerzas de preparar.
¿Que Benedicto XVI ha tomado su decisión de dimitir con plena libertad No me cabe la menor duda. Ahora bien, nada hay que canse más a un Papa que la irreductibilidad de quien debía ayudarle en lugar de ponerle pegas. Y un Papa saliente puede decir lo que Benedicto XVI ha dicho: unidad y obediencia, que no somos críticos, somos discípulos.
Y cuando el hombre peca, el cosmos sufre. Somos una raza, y los hechos de cada cual repercuten sobre la colectividad y sobre nuestros hijos.
Lo del nombramiento del nuevo presidente del Banco Vaticano es, por contra, una fruslería, pero los vaticanistas están intentando sacarle punta. Dejémosles hacer. Lo importante es la unidad de los cristianos, especialmente de los clérigos.
Eulogio López
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