• A cambio de la ayuda europea deberá prescindir de su actividad en banca de inversión, corporativa e internacional.
  • Será lo que ahora ha dado en llamarse banca villana universal.
  • Al mismo tiempo, se negocia el número de oficinas que hay que cerrar y la necesaria reducción de plantilla.
  • Todo ello bajo el otro mandato europeo: en todo banco ayudado, accionistas y preferentistas deben perder.
  • Otrosí: Goiri podrá tomarse con calma la venta de sus participadas industriales.

Ya lo decía el gato de Alicia, la del país de las Maravillas: lo importante no es saber quién tiene la razón sino saber quién manda.

En la banca española ya no manda el Banco de España sino la Troika. Y dentro de la Troika, en la Comisión Europea, manda el vicepresidente y comisario de Competencia de la Comisión Europea, Joaquín Almunia (en la imagen). Que quede claro.

En estos momentos, con límite temporal en el 30 de noviembre, los hombres de Almunia negocian con los directivos de José Ignacio Goirigolzarri el futuro de Bankia, que se dispone a recibir cerca de 25.000 millones de euros para su reflotamiento (ahora conocido como recapitalización). La Troika no sólo impondrá la reducción de oficinas y de plantilla sino que también ordena cómo debe ser la nueva Bankia. En concreto a qué se debe dedicar. Pues bien, la Troika ya ha comunicado a Goirigolzarri que la futura Bankia será lo que ahora ha dado en llamarse banca "villana". Es decir, banco doméstico en estado puro, dedicado a particulares y pymes. Nada de banca de inversión, nada de banca corporativa, nada de internacionalización. Está claro que si Europa paga -o mejor, presta a bajo interés- no se admitirá que los bancos españoles ayudados compitan con los reyes de la banca al por mayor: franceses, alemanes y británicos (aunque estos no figuren en la eurozona). Por cierto, que esa condición no ha se ha impuesto a los bancos alemanes, holandeses o franceses, ayudados por su Gobierno a evitar la quiebra.

Goirigolzarri ha aceptado la orden, entre otras cosas, porque Bankia es la fusión de siete cajas de ahorros, y casi todo su negocio era precisamente el negocio villano, el doméstico, con notables excepciones en el caso de Caja Madrid y Bancaja.

Por otra parte, el plan estratégico de la nueva banca parte de otra orden de la Troika, que es general para todos los bancos afectados por el rescate: accionistas y preferentistas deben perder. Lo que se negocia es cuánto, pero deben perder. Los depositantes, obviamente, no.

Eso sí, Goirigolzarri podrá tomarse con calma la venta de participadas industriales. Por ejemplo, para hacer boca, Iberdrola, Indra o Iberia (IAG). La minusvalía está ahí, ciertamente, pero, al menos, el plan de ayudas conlleva provisiones para esas minusvalías. Y es que si se precipita, sería el Gobierno español quien podría poner peros a la cuenta de empresas estratégicas. Eso, si el Gobierno español no está tan condicionada como el presidente de Bankia.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com