Probablemente es la Fundación más importante de España. Su número uno, Fernando Labad, reparte su tiempo entre los cometidos propios del cargo y sus enfrentamientos con el ex secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, Fernando Villalonga. Este, en justa correspondencia, hace lo mismo con Labad, con una agenda tan coincidente como enfrentada. Conclusión, Alierta está harto de la situación y amenaza con nombrar un primer ejecutivo, quizás con cargo de director general, que se dedique a trabajar, en lugar de discutir.

 

Las relaciones son malas desde el día en que Villalonga, recomendado por Ana Botella, entró en la compañía. Porque la entonces esposa del jefe del Ejecutivo le pidió a César Alierta que le contratara como presidente. Quizás éste oyó mal y prefirió optar por Labad, procedente de su querida Tabacalera. Eso provocó la llamada de Botella:

 

-Te dije presidente, César, no vicepresidente.

 

Cosas de la sordera.