Me gustan los toros y no me gusta la costumbre del Toro de la Vega, tradición en Tordesillas.En el albero un hombre y su cuadrilla se enfrentan a una fiera con armas blancas y un trozo de tela. En Tordesillas el animal se enfrenta a demasiados enemigos. Pero tengo el hábito de sufrir por las personas: por los animales irracionales o por el planeta tierra no me rasgo las vestiduras.

Lo que no le ocurre al editorialista de El País, cuyo corazón sangra por Afligido el, animal sacrificado por los mozos del pueblo pertrechados con lanzas. El editorialista incluso recuerda los nombres de los pobrecitos bravos asesinados en años anteriores: Moscatel, Valentón, Centella, Platanito y ahora, Afligido. Es el mismo diario que editorializa sobre el derecho al aborto día sí y día también. Claro está que no puede recitar -se cuidaría mucho de hacerlo- los nombres de los bebés rematados por sus madres -a veces también con una lanza introducida en el seno materno-, más que nada porque salimos de España a 120.000 anuales y ocuparían muchas páginas en El País.

"Orgía de sangre" en la que al toro se le corta el rabo (antes los testículos). Para sangre, la que corre en los abortorios y para troceo el de la máquina rompecocos del fallecido doctor Morín.

El editorialista se escandaliza ante el intento de linchamiento de una aguerrida defensora de los animales que se lio a lanzar spray irritante a los ojos de los mozos y de los policías que la detuvieron: "A punto estuvo de ser linchada por la multitud". Hombre si alguien me echa spray a los ojos a lo mejor también le sacudo un mamporro linchador (o a lo mejor no, temo que me acusen de violencia machista). Pero claro, no es lo mismo atacar a un persona que a un animal: esto segundo es mucho más grave para los progres.

¿Un poquito de cordura, no? Y sobre todo, un poquito de coherencia: ¿Cómo se puede exigir que se suprima el Toro de la Vega mientras se promociona el asesinato de bebés que ni tan siquiera tienen cuernos para defenderse ni media tonelada de peso? Quizás por ello, el aborto no hiere la sensibilidad de El País, el toro de Tordesillas, sí.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com