Las antaño amigas Elphaba y Glinda se encuentran distanciadas y viviendo en circunstancias muy diferentes. Mientras la primera está exiliada y escondida en el bosque porque ahora la conocen como la Bruja Malvada del Oeste, al mismo tiempo que sigue en su cruzada de desmantelar la mentira que rodea al Mago de Oz, Glinda se ha convertido en el símbolo de la bondad de Oz, y se encuentra a punto de casarse, pero no olvida a su amiga del alma, con la que desea congraciarse.

Un año después del estreno de Wicked I, llega a las salas de cine su segunda parte que es visualmente espectacular pero que cambia totalmente el tono: si la primera parte era alegre y juvenil, esta es un verdadero drama, con momentos oscuros.

En esta entrega el director John M.Chu ha tenido que imaginar nuevos datos, puesto que mientras la primera parte era un cuento de hadas adaptación cinematográfica del famoso musical de Broadway, ahora ha tenido que justificar mucho más las decisiones emprendidas por sus protagonistas.

Argumentalmente, Wicked II es confusa y podría ponerse como ejemplo de lo que es el relativismo moderno, porque los personajes pasan de la maldad a la bondad y al revés, sin solución de continuidad dependiendo de lo que ocurre. De ahí que la fuerza de la película resida, nuevamente, en que resulta visualmente impactante y la parte musical es magnífica. De hecho, hay dos canciones inéditas que el director ha compuesto junto con el compositor Stephen Schwartz: “The girl in the buble”, donde Glinda,  (Ariana Grande), se cuestiona la situación privilegiada en la que vive, quizás lejos de la realidad. Y la que canta Erivo “No place like home”, empeñada en salvar su hogar.  En los dúos que hacen ambas destaca, a pesar de que es mucho menos famosa, la británica Cynthia Erivo.

La parte más cinematográfica es que insiste, como en El mago de Oz original, en el arraigo del hogar, aunque en el caso de Elphaba sus gentes te “machaquen” y, por encima  de todo, sigue siendo una historia de amistad con mayúsculas, pero contiene una denuncia ideológica clara sobre la actitud de los políticos y sus mentiras para mantenerse en el poder destapando su cariz manipulador sobre  ciudadanos que se creen absolutamente todo.

Para: No es para niños sino para adolescentes y adultos a quienes les gustó la primera parte.