Tragedia existencialista, claramente heredera en su temática de clásicos rusos de autores como Dostoyevski, Leviatán gravita sobre la injusticia social, porque aquí se entremezcla lo mejor y lo peor de la condición humana y el inmisericorde futuro que les espera a los habitantes de una sociedad corrupta. Todo ello lo emplea Andrey Zvyagintsev para hacer una fábula sobre la maldad humana y lo encierra bajo el título de Leviatán, una bestia marina, del Antiguo Testamento, de poder descomunal.

La tranquila vida de Kolya, un mecánico de coches que habita con su familia en un idílico paraje al lado del mar, está a punto de resquebrajarse. El alcalde, un nocivo y ambicioso cacique local, ha puesto sus ojos en sus posesiones y quiere expropiarle su casa y sus tierras. Por esa razón, Kolya se ve obligado a  recurrir a un amigo, antiguo compañero de armas y abogado de profesión que ejerce en  Moscú, para defender sus derechos y conseguir un precio justo. Aunque el recién llegado no se arruga ante las dificultad del caso, desgraciadamente todo desembocará en un cúmulo de dramáticos acontecimientos.    

La película, que avanza  "in crescendo" en suspense y violencia, es feroz en su crítica a todos los estamentos sociales que son conniventes con esa injusticia y que dejan  totalmente sólo e indefenso a un antihéroe, perdedor e inocente.

Excelentemente interpretada por actores rusos no conocidos, con una fotografía que muestra la belleza de unos parajes donde ganarse la vida no es fácil, Leviatán mantiene el suspense todo su metraje (140 m.) debido a sus constantes giros argumentales.

Para: Los que quieran contemplar una excelente tragedia contemporánea sobre la amoralidad social heredera del comunismo