- Director
James Marsh - Intérpretes
Eddie Redmayne, Felicity Jones, Charlie Cox, Maxime Peake y Guy Oliver-Watts - Nacionalidad
Gran Bretaña, 2014
Biografía del famoso físico, centrada en la bellísima historia de amor que mantuvieron el propio Hawking y su primera esposa llamada Jane Wilde.
Independientemente de la simpatía que sientan hacia este divulgador científico, La teoría del todo está narrada de forma lineal y suscita interés, de principio a fin, porque, aunque en este drama se explican las teorías que ha defendido Hawking a lo largo de su vida sobre la inexistencia de un ser superior creador del Universo, éstas son presentadas en mesurado diálogo frente a las ideas que defendía su esposa Jane. O, lo que es lo mismo, La teoría del todo afronta, de forma ligera, el interminable debate entre fe y razón mediante conversaciones entre un ateo y una evangélica. Este asunto resulta muy interesante en la película pero no es el crucial: las escenas más destacadas siguen siendo aquellas en las que la relación amorosa se sitúa en primer plano. Son muy emotivas aquellas secuencias en las que Jane Wilde acepta, por amor, la sacrificada vida que tendrá que llevar junto al hombre del que está enamorada.
En el año 1963, en la Universidad de Cambridge, Stephen Hawking era un vitalista joven que aspiraba a doctorarse en Cosmología. Enamorado de Jane Wilde, una perspicaz estudiante de Letras, Stephen se enfrentó a un mazazo cuando, con tan sólo 21 años, fue diagnosticado de ELA (Esclerosis lateral amiotrófica) y le pronosticaron dos años de vida. A pesar de ello, él y su novia, decidieron emprender una lucha contrarreloj contra la enfermedad para que Stephen desarrollara sus estudios sobre el tiempo, sobre los agujeros negros y el origen del universo.
Pero lo mejor, sin duda, de esta película es la brillante encarnación que Eddie Redmayne realiza de Stephen Hawking. Ganador del Globo de Oro a mejor actor, con su interpretación corporal magistral, el actor británico sabe transmitir no sólo la escasa movilidad de los afectados por esta terrible enfermedad sino la expresividad que Hawking siempre ha desarrollado gracias a sus músculos faciales.
Para: Los que quieran ver una bonita historia de amor y superación, aunque no comulguen con muchas ideas de Stephen Hawking