Gracioso cuando no lo pretende

Película comercial, muy apropiada para estas fechas veraniegas, que se aprovecha del tirón que, en Estados Unidos, tiene Dwayne Johnson, apelado “la Roca”. El otro gancho comercial es que en su mayor parte está rodada en Hong Kong, un guiño a los espectadores del gigante asiático, que adoran las películas de acción. 

Will Sawyer, un ex líder de un equipo de rescate de rehenes del FBI, que sufrió un trágico accidente laboral, trabaja en la empresa privada y es el encargado de evaluar la seguridad de un revolucionario rascacielos en Hong Kong. Pero, durante un viaje de trabajo, se produce un incendio en el edificio y Will tendrá que salvar a su familia, hospedada en uno de los apartamentos, y encontrar a los responsables…

Inevitablemente, El rascacielos trae a la memoria otros films de dos géneros diferentes, desde La jungla de cristal (John McTiernan, 1988), puro cine de acción que catapultó a la fama al actor Bruce Willis hasta largometrajes “setenteros” como El coloso en llamas, buena muestra del denominado cine de catástrofes. Aún más, si son aficionados a los clásicos del celuloide, hay una escena que recuerda, de forma actualizada, la famosa y genial secuencia de los espejos de La dama de Shangai, de Orson Welles (1947)

Pirotecnia visual, muchas escenas de acción y un ritmo ágil la convierten en un producto de argumento poco novedoso, pero nunca aburrido. Le sobran los diálogos empalagosos entre los miembros de la familia y se echa en falta el humor irónico del que hacía gala Bruce Willis interpretando al policía John McClane. Se da la circunstancia de que Johnson resulta gracioso, sin pretenderlo, en momentos donde hace alarde de unas dotes sobrehumanas cuando intenta salvar a su familia. A este respecto la “cinta aislante” que utiliza para todo y su pierna ortopédica son curiosamente los que provocan más situaciones humorísticas en el transcurso del film.

Para: Los que vayan al cine a pasar un rato tan entretenido como olvidable. Ah…y sin pasar calor