Si por algo se caracteriza la sociedad actual es porque los ciudadanos, hasta la pandemia, estábamos en continuo movimiento y los viajes estaban a la orden día. Por ello, gracias a anécdotas propias y otras que le contaban amigos y conocidos, surgió la historia de esta película, ópera prima del joven director  y guionista Martin Cuervo. Este convierte en protagonistas de su film a cuatro desconocidos que se citan en el centro de Madrid para ir en coche hasta Cieza (Murcia), gracias a una aplicación de viajes compartidos. Como es lógico, durante el trayecto los pasajeros charlan sobre aspectos superficiales de su vida para hacer más agradable el trayecto. Aparentemente todo se desarrolla con normalidad pero pronto se percatan “los pasajeros” de que el conductor, un tipo raro, se comporta de forma extraña y parece ocultar algún secreto.

El mayor reto técnico al que se ha enfrentado Martín Cuervo es rodar dentro de las escasas medidas de un vehículo. Aunque se encuentre ubicado en un plató croma, el trabajo era complicadísimo para filmar prácticamente siempre primeros planos o planos medios sin resultar aburrido. Además, esa falta de acción la tenía que suplir con diálogos ingeniosos entre los cuatro personajes, dos hombres y dos mujeres treinteañeros. Pues bien, visto el resultado y como dirían algunos docentes, todo eso ha resultado una prueba superada, porque defienden con naturalidad sus cometidos Salva Reina, Ana Polvorosa, Andrea Duro y Pol Monen. Precisamente el primero tiene la labor más complicada al tener que meterse en la piel de un personaje rarito, bastante estrambótico, sin pisar nunca el acelerador ni resultar increíble al espectador.

Catalogada como una comedia contiene instantes de thriller muy bien insertados gracias, en parte, al buen trabajo de la banda sonora, obra de Iván Valdés, que sabe resaltar de forma efectista los momentos más tensos de la película, algo que parece inspirado en lo que hacía el gran Alfred Hitchcock en sus películas. Como en los films del mago del suspense, se juega perfectamente con el tema de la desconfianza humana ante otros seres desconocidos, al mismo tiempo que muestra que la percepción, a priori, de unas personas hacia otras es prejuiciar y pensar en lo peor. Sin olvidar una mirada crítica a lo que ocurre en internet y las huellas sociales que dejamos en ella.

Primer largometraje de Martin Cuervo, que se había fogueado antes en cortos, se trata de una película de pequeño presupuesto pero simpática. Eso sí, con el consabido toque políticamente correcto del cine español, que nos introduce en un viaje surrealista, cuyo ritmo no decae en ningún momento y nos hace pasar un buen rato.

Para: los que quieran seguir los pasos de nuevos directores españoles.