• Francisco viaja a la isla entre el 19 y el 22 de septiembre para continuar la labor 'restauradora' de sus predecesores San Juan Pablo II y Benedicto XVI.
  • La religiosidad en la isla está marcada por el sincretismo con cultos como la santería, que gozan de gran popularidad sin que para esos creyentes sea incompatible con el catolicismo.
  • A ello se añade el erial en moral y costumbres tras 50 años de ateísmo marxista.
El Papa Francisco (en la imagen) visita Cuba entre el 19 y el 22 de septiembre, dentro de una gira que le llevará después a Estados Unidos. Y como indicaba Alfa y Omega esta semana, el reto del Pontífice y de la Iglesia en la isla es reconstruir el tejido moral y religioso de los cubanos, muy deteriorado tras más de medio siglo de dictadura marxista. El Santo Padre visitará las ciudades de La Habana, Holguín y Santiago de Cuba, en el oeste del país, en un viaje considerado histórico, ya que el Papa actuó de mediador en el proceso de deshielo entre La Habana y Washington. Se trata de la tercera visita papal que recibe Cuba en 17 años, ya que San Juan Pablo II viajó a la isla en enero 1998 y Benedicto XVI en marzo de 2012, lo cual sólo ha sucedido en Estados Unidos y Brasil. Con el lema "Misionero de la Misericordia", Francisco viaja a una Cuba muy diferente a la que encontró Juan Pablo II, cuya visita marcó un hito histórico en la aproximación entre la Iglesia y el Estado, tras décadas de desencuentros y tensiones, recuerda Efe. La visita de Karol Wojtyla marcó un "antes y un después", dio "visibilidad pública e imprimió un dinamismo nuevo" a la Iglesia católica cubana, explicó José Félix Pérez, portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba. A partir de entonces se puso en marcha un acercamiento que profundizó un reformista Raúl Castro, en el poder desde 2008 y que anotó un hito en 2010, cuando acometió un importante proceso de excarcelación de presos políticos, tras un inédito diálogo con la jerarquía católica del país.  "Ahora tenemos una mejor comunicación, más fluida. Hay un espíritu muy positivo y de cordialidad", señala el padre Pérez. En esa valoración coincide el gobernante (y único) Partido Comunista de Cuba (PCC), para el que las relaciones con la Iglesia están en un "buen nivel", según dijo Caridad Diego, jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos de esa organización. En medio de esa distensión, el Estado ha llevado a cabo la devolución de templos, inmuebles y terrenos que fueron propiedad de la Iglesia católica y que expropió la Revolución, e incluso este año autorizó, por primera vez desde 1959, la construcción de dos nuevas iglesias. Además, se está permitiendo que religiosas den asistencia a enfermos en hospitales o a personas de la tercera edad, en un país que se enfrenta al reto de un progresivo envejecimiento poblacional. Con todo, la Iglesia reclama más espacios públicos de contacto con el pueblo en áreas como la educación o mayor presencia en los medios de comunicación, que en la isla son todos de titularidad estatal. En el área educativa, la Iglesia desarrolla desde finales de los años noventa cursos de formación complementaria y, desde 2012, unos 500 pequeños empresarios de La Habana se han beneficiado del programa "CubaEmprende", que busca capacitar a los llamados "cuentapropistas" o trabajadores autónomos. La ampliación del sector privado de la isla es una de las medidas impulsadas por Raúl Castro en sus reformas para "actualizar" el modelo socialista de la isla, un plan que la Iglesia Católica valora positivamente, aunque en ocasiones ha criticado el ritmo lento de estos cambios. Se estima que en Cuba el 60% de la población (la isla tiene 11,1 millones de habitantes) es católica, teniendo en cuenta la cifra de bautizados, aunque el porcentaje de cubanos que acude a la misa dominical se reduce al 2 %. Además, la religiosidad en la isla está marcada por el sincretismo con cultos como la santería, que gozan de gran popularidad sin que para esos creyentes sea incompatible con el catolicismo. "En Cuba es muy natural que una persona se haya bautizado por la Iglesia católica, se inicie en la santería, se raye en el palo, pertenezca al rito abacuá y además sea masón", comenta a modo de ejemplo Caridad Diego. Y es que, después de 50 años de dictadura marxista, la moral y las costumbres son un erial y la religiosidad una mezcolanza sincretista nada ortodoxa con el catolicismo. Lo dicho: son los retos de la Iglesia en Cuba. José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com