ABN Amro ha experimentado en sus propias carnes lo que sucede cuando te pillan haciendo trampas. Así, en el primer trimestre del año, el banco holandés tuvo que pagar una multa de 480 millones de euros por blanqueo de dinero y financiación del terrorismo entre 2014 y 2020.

La sanción, aceptada por el banco para zanjar la investigación de las autoridades, hizo que la entidad registrara unas pérdidas de 54 millones de euros hasta marzo. Es un mal resultado, pero no tanto: en marzo de 2020 las pérdidas fueron un 86,3% superiores. De hecho, sin la multa, el banco habría ganado 426 millones, según las cuentas remitidas este miércoles por la entidad.

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El problema de ABN Amro, sin embargo, no se limita a las multas, sino que alcanza al negocio mismo. Y es que los ingresos operativos durante los tres primeros meses del año cayeron un 4% y no superaron los 1.847 millones de euros.

“Estamos totalmente comprometidos con nuestro perfil de riesgo moderado y nuestro papel como guardián del sistema financiero”, afirmó el CEO, Robert Swaak. “El acuerdo (el pago de la multa) significa que ahora podemos mirar hacia el futuro y concentrarnos en nuestras prioridades estratégicas y objetivos financieros”, señaló. Más les vale.