Manuel Medina
Manuel Medina, del bufete Medina Cuadros. Recuerden ese nombre.
En la misma curva de la madrileña calle Hermanos Bécquer, en un edificio muy conocido en Madrid. Arriba, doña Carmen Polo de Franco (ya no, porque ha fallecido). En el segundo piso, el despacho de Matías Cortés, ilustre letrado del que más te vale ser amigo y, sobre todo, no cliente, dado el volumen de sus facturas. Justo debajo, sin cartel identificatorio alguno, el despacho de abogados Medina Cuadros, que dirige don Manuel Medina (en la imagen), el letrado que hace milagros en la Audiencia Nacional y en el Ministerio de Justicia.
Y un gran defensor del Santander y del sector bancario… en su totalidad manifiesta
Por ejemplo, si quieres contactar con el juez Baltasar Garzón debes pasar por Medina. Él mismo se presenta como un hombre con mucha mano en la Audiencia Nacional y, por supuesto, amigo entrañable de la titular de justicia, Dolores Delgado. Fíjense si sería amigo, que José Manuel Villarejo no era un extraño en el despacho de Medina.
Y qué decir de sus fiestas de cumpleaños en su finca jienense o de sus presentaciones de libros, que cuentan con más invitados vips que lectores.
Lo mismo puede decirse de su influencia en entidades financieras, especialmente en el Santander.
Eso sí, ha fracasado en la promoción de otro de sus amigos, el juez Fernando Andreu
Pero vayamos al núcleo duro. Medina tiene tres grandes amigos: el mencionado Garzón; la ministra de Justicia, Dolores Delgado y el ex juez titular de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu. Pero también es hombre influyente en empresas como Caixabank o Telefónica, en este caso, a través del secretario general Pablo Carvajal.
Medina es un hombre de origen humilde. Policía nacional, jienense, cursó la carrera de Derecho y se instaló en Madrid.
Al juez Andreu quisieron nombrarle secretario de Estado o, al menos, vocal del CGPJ. Pero ocurrió algo y todo se vino abajo... y Ana Botín se enfadó
Y sobre las precitadas presentaciones de libros “Se vende un banco por un euro”, referido al Popular, o “La crisis puede esperar, la vida no”, lo dicho: no constituyen grandes éxitos de ventas pero sí de público. No falta nadie, incluido otro de sus contactos preferidos: el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo.
Eso sí, el plan de Medina para colocar a otro de sus grandes amigos, Fernando Andreu, ayer en la Audiencia Nacional, hoy en el limbo y anteayer a cargo de casos como el de la OPV de Bankia o la compra del Popular por el Santander al precio de un euro. Y es que claro, Medina intentó que Delgado se llevara a Andreu al Ministerio como Secretario de Estado o al menos como miembro del CGPJ, pero no obtuvo mucho éxito. Entre otras cosas, porque al igual que su amiga Dolores Delgado y Baltasar Garzón, el juez Andreu es otra víctima del grabador Villarejo.
Por cierto, la salida de Andreu y su sustitución por José Luis Calama ha servido, para disgusto de Ana Botín, otra amiga de don Manuel, para que el Santander se convirtiera en responsable de cualquier acusación que se realice contra el Popular absorbido. Casualmente a Andreu se le había olvidado este pequeño detalle. Y eso es muy importante.